18/7/08: Interlaken-Lucerna

Una noche más no paró de jarrear agua, parecía que el cielo se nos iba a caer encima literalmente (ahora entendemos a los galos de Asterix…). Con mucha pena por no poder haber subido al Piz Gloria ni al Jungfrau, recogimos como pudimos todo para trasladarnos hacia Lucerna con la esperanza de que allí no cayera tanto. La operación “recogida” es toda una experiencia cuando no para de llover, pero la colocación de todos los cacharros en el Ibiza está perfectamente estudiada por Ismael. Menos mal que siempre traemos un par de sacos de basura de plástico fuerte por si tenemos que guardar la tienda mojada…

Llegamos a Lucerna y decidimos que nos vamos a plantar en el camping “Lido”, que es más caro que el resto que teníamos mirados pero tiene la ventaja de estar emplazado en un sitio muy bonito junto a la “playa” de Lucerna y el gran Lago de los Cuatro Cantones; además bastante cerca del centro de la ciudad. Montamos la tienda entre parón y parón de lluvia, y al cabo de las horas fue saliendo un tímido sol entre las nubes que permitió que se nos secara el hogar rápidamente.
Aprovechamos la tarde para acercarnos a ver la ciudad en bicicleta. De nuevo, un bonito paseo junto al lago nos deja en pleno centro histórico. Lucerna se nos presenta bonita y con mucho ambiente, hay casetas de mercadillo junto al lago, puestos de comida, conciertos al aire libre… una chulada. Además, el gran voladizo del KKL de Nouvel contrasta con los edificios medievales y los hermosos puentes de madera adornados cuidadosamente con flores.





Recorremos las calles de la ciudad antigua observando edificios de fachadas policrómicas y pintadas de manera que parecían cuadros.



Subimos hasta la muralla para observar las vistas que hay del gran lago y de la ciudad desde el punto más alto.



Bajando nos acercamos a ver la escultura del “León de Lucerna”, un león tallado directamente en la piedra con un gusto impresionante, su expresión de tristeza y agonía es impactante, muy real. Es un monumento al valor de los soldados suizos caídos en batalla, un león que porta un escudo y muere al ser atravesado por una lanza, imprescindible.





De nuevo la lluvia entra en acción, así que por una vez decidimos aparcar las bicis frente a un restaurante y meternos para cenar a la hora que lo hacen los locales, a las 19h!!. La carta está sólo en alemán, así que lo echamos a suertes y pedimos un par de platos típicos consistentes jeje. Cuando salimos la lluvia para, sale el sol y sólo son las 20:30!!... peeerooo “¿y ahora qué hacemos ya cenados?” jajaja. Damos otros paseito disfrutando de la belleza de la ciudad y del ambiente que hay y regresamos hacia el camping por el paseo del lago.









Nos sentimos contentos porque parece que a partir de mañana el tiempo mejora, y porque verdaderamente estamos en una ciudad preciosa, una de las más bonitas que habíamos visto por el momento sin duda. El paisaje es idílico, la ciudad antigua con sus casas, puentes y torres medievales al fondo, rodeada por unos montes impresionantes (el Pilatus y el Rigi), y con la vista del glaciar del Titlis y las montañas nevadas de Engelberg al fondo.
Ya en la tienda planificamos el día siguiente, nos esperan las vías ferratas de Engelberg!!.