miércoles, 21 de septiembre de 2011

24 Julio 2011: De Tulln a Viena, 40 Km

Hoy hemos dormido un poco más de lo habitual. El cielo está plomizo y a veces chispea pero parece que nos respeta. Desayunamos bien y tranquilamente gracias al super una vez más, recogemos todo, y sobre las 10h ya estamos dando pedales. 
Hoy nos toca etapa cortita, unos 40Km, que nos vamos a ventilar en unas dos horas. Queremos llegar pronto a Viena para poder aprovechar el día en hacer turismo, que ya tenemos ganas de aparcar la bici por un día.

Hoy no nos llueve, pero hace algo más de fresquete y a ratos vamos en manga larga. El tramo que nos queda es de carril asfaltado junto al Danubio una vez más, un poco petardillo, pero bueno.

Photobucket
El único pueblo de interés que nos encontramos es Klostenrneuburg, ya a pocos Km de la meta.

Photobucket
Sobre las 12h llegamos a las afueras de la enorme ciudad de Viena, donde se encuentran los embarcaderos de los ferries, etc. A partir de allí comienzan a salir ramales de carriles bici en todas direcciones, y observamos que nos vamos metiendo en el caos que conllevan las grandes ciudades.
Gracias al GPS seguimos el carril adecuado, que sorprendentemente tiene una infraestructura de la leche, yendo por debajo de una maraña de autovías junto al río.
Pasamos por delante de la torre de comunicaciones y de un edificio modernista, ambas cosas diseñadas por el famoso arquitecto Hundertwasser, cómo me gustan esas formas y  ese colorido que le caracteriza!!.

Photobucket
Unos Km más adelante aparecemos en el Ring, la famosa avenida principal de Viena, donde se encuentran la mayoría de los edificios importante. Rodar por las calles entre coches y tranvías nos resulta un poco intranquilo, pero ya nos queda poco para aparcar la bici hasta dentro de dos días. Llegamos a todo el meollo imperial, ya se ve que hay mucho turista jeje.

Photobucket
Tras cruzar Karlsplatz continuamos un poco más adelante hasta Operngasse, la calle de nuestro hotel, el cómodo, funcional, céntrico y económico “Allyouneed”.
Como hemos llegado muy pronto no podemos hacer el chek-in, pero nos guardan las bicis y el equipaje sin ningún tipo de impedimento, nos cambiamos, y nos disponemos a caminar unas horitas hasta que podamos entrar en la habitación, a partir de las 15h.

Lo primero que hacemos es pasar por la Iglesia de Carlos Borromeo y por su plaza, que bien se merecen unas fotitos.

Photobucket
Desde allí seguimos andando hasta el centro, que nos queda a unos 15min, y enseguida llegamos a Michaelerplatz y su edificio del sobrio Adolf Loos, arquitecto que rompió con el estilo imperial del resto de los edificios de Viena.

Photobucket

Cerca queda la preciosa Catedral de Viena, una joyita por la que no cobran entrar salvo que quieras subir a la torre o entrar en catacumbas y tesoro. La torre está en restauración llena de andamios, así que pasamos de pagar.


Photobucket
Photobucket
Photobucket
Nuestra ruta pedestre turística continúa por las calles adyacentes, entrando en la iglesia de San Pedro, pequeña pero con una cúpula espectacular.

Photobucket
El paseo nos lleva hasta Hofburg, el Palacio Imperial de Invierno de los Augsburgo, donde se encuentran entre otras cosas el Museo Sisí y la Escuela Ecuestre Española de los caballos lipizanos, cuyo espectáculo me quedé con ganas de ver, debido al agujero en mis finanzas y a nuestro ajustado presupuesto vacacional.

Photobucket
Entramos en el Museo Sisí y el Palacio, nos soplaron como 10 euros. Pudimos ver muchas de las estancias imperiales, los espectaculares vestidos, joyas, vajillas… de la aclamadísima Sisí emperatriz, todo muy bonito y bien explicado gracias a la audioguía que nos dieron gratuitamente con la entrada. La visita se lleva un buen rato.
Salimos por uno de los jardines imperiales, y escuchamos mucho jaleo, como un desfile o una manifestación, y así era, no sé qué decían pero era un grupo numeroso de turcos con sus banderas cantando cosas (debe ser el día de Turquía o algo, porque siempre nos encontramos lo mismo en las vacaciones de julio…).


Photobucket
A lo lejos vemos el ayuntamiento, la Iglesia Votiva… pero ya tenemos hambre y ganas de descansar un rato en la habitación jeje.
Regresamos a patita hasta el hotel, procedemos al chek-in y por fin nos asentamos en la habitación, espaciosa, de muebles funcionales, con su baño y armario en condiciones, y una enorme pantalla plana que hasta pilla telemadrid!.

Photobucket
Aprovechamos el descanso para darnos una buena duchita, llenar la panza y echarnos la siesta, que falta nos hacía entre los pedales y la caminata matutina.

La tarde aparece funesta, el cielo negro, mucho viento… y llueve! Qué raro! Jeje. Algo desanimados salimos a dar otro paseo, eso sí, abrigadillos y con impermeables. Llevamos paragüas, pero resulta un cacharro inútil con ese viento, no hay quien lo mantenga abierto. De nuevo llegamos hasta el centro, pasando por los alrededores de la Ópera (otra cosa que no nos pudimos permitir pero que tiene que estar muy bien) y del hotel-cafetería Saacher, donde hacen esa tarta tan rica y famosa. Paseamos por delante de teatros, museos, plazas muy ornamentadas, iglesias… todo es imperial en Viena, no se puede definir de otra manera. A nosotros no nos llama demasiado la atención, porque estamos acostumbrados a ese estilo en Madrid, así que tampoco nos está entusiasmando la ciudad, pero bueno, merece la pena conocerla por su grandiosidad y su historia.

Al oscurecer el paseo se vuelve insufrible, ya llevamos las piernas de los pantalones caladas, hay 13º y sigue bajando la temperatura, y un viento que molesta bastante. Un macdonalds se convierte en nuestra mejor opción, estamos de mala leche con el tiempo, cansados de tanto caminar y hambrientos, así que a las 20h ya estamos cenando y pensando en descansar en el hotel hasta el día siguiente. Un paseo nocturno no es nada apetecible en esas circunstancias, en fin.

Photobucket
Andandito de nuevo nos volvemos al hotel. Pasamos un rato en el salón común (Ikea style), donde hay folletos turísticos y wifi, así que aprovechamos y ponemos al día el facebook además de dar noticias a los papis.

Ya en la habitación planeamos el recorrido turístico del día siguiente, nuestro “supuesto” día de descanso jeje, porque en realidad sólo dejamos la bici, y nos seguimos metiendo una paliza de andar como de costumbre jeje. Marcamos en el recorrido los palacios del Belvedere y el Palacio Imperial de Verano, el Schönnbrunn. Para intentar que el día no sea tan cansado decidimos comprar un ticket de un día para poder viajar en el transporte público, no es demasiado caro y se le saca partido rápido en una ciudad tan grande… y si no ya veréis la crónica siguiente jeje.

domingo, 18 de septiembre de 2011

23 Julio 2011: Melk – Tulln, 97 Km

Hemos descansado muy bien, y nos levantamos muy pronto y con ánimo, aunque temiendo por la etapa larga que nos toca hoy…. Más que por las piernas es por el culo!, y es que después de 8 días de rodar sin día de descanso ya parecemos monitos a pesar de la pomadita.

Somos de los primeros en bajar a la cafetería a desayunar, nos sentamos en una sala donde nos acompaña un billar antiguo. Toda la cafetería sigue decorada como en los años 40, tiene su encanto. En el precio de la habitación, unos 60 euros creo recordar por los dos, nos incluye también el desayuno. Nos sirven de todo, tostadas, embutido, mantequilla y mermelada… y un riquísimo cafelatte tamaño caso de sidra uhmmm. Ni cortos ni perezosos nos metemos todo lo que podemos para el cuerpo, y queda algo de pan, nada más jeje. Cuando viajamos con las bicis preferimos desayunar a tope, picotear algo para comer y luego cenar como señores, así que había que aprovechar jeje.


Sobre las 8:30-9h ya estábamos en la calle con las bicis preparadas. El cielo es algo plomizo, pero no llueve y hace buena temperatura.


Retomamos el carril del Danubio, y a los pocos Km lo cruzamos dirección Emmersdorf. Allí comienza el valle del Wachau, patrimonio de la Humanidad. Es un territorio famoso por la riqueza de sus viñedos y cultivos en terraza, y sobre todo por tener una de las mejores clases de vino blanco de Europa, según cuentan los entendidos, porque yo ni papa.


En esta etapa atravesamos varios pueblos, todos muy pintorescos. A unos 20Km encontramos Spitz y Willendorf, famoso por su encontrada Venus ancenstral, a cuya réplica nos acercamos a saludar.

Photobucket  

Rodando rodando nos topamos con muchos cultivos de albaricoque, y se nos hace la boca agua con la pinta que tienen. Muchos cuelgan de las ramas de los árboles y se meten en nuestro camino… así que alguno que otro nos metemos en el bolsillo!, y qué ricos por Dios!!!, no entiendo por qué venden fruta tan mala en los supermercados si tienen estos frutos tan deliciosos por aquí!.


Photobucket
Después de una subida pesadilla pero corta llegamos al bonito pueblo medieval de  Durstein, que bien merece la visita. Pasamos por una calle empedrada repleta de pequeñas tiendas con productos típicos de la zona, una delicia de lugar.

Photobucket
Photobucket
Dejando éste último pueblo seguimos la ruta, que va rodeada de los viñedos en terraza por ambos lados.

Photobucket
Las nubes se vuelven a cerrar, nos ponemos los chubasqueros y… a calarseeee!!!
  Jajaja. Al menos era lluvia fina, y duró un rato.


Sobre las 12h llegamos a los pueblos de Stein y krems. Nos apartamos de la ruta para visitarlo, es uno de los pueblos más grandes de la zona, muy comercial.

Photobucket
Photobucket

Desde krems se puede seguir el carril del Danubio por ambas orillas, pero la norte sólo llega hasta la presa de Altenworth y luego te obliga a cruzar.


Los siguientes 30Km los recuerdo un coñazo tremendo. Todo el rato se va paralelo al río sin nada alrededor, bueno sí, muchos mosquitos agg. Además, creo que en esos Km sólo dimos dos pequeñas curvas, era una recta casi infinita, así que pusimos el chip carretero y a coger velocidad.

Photobucket

La etapa de hoy nos estaba sorprendiendo, justo hasta el punto aburrido nos habíamos zampado unos 40Km casi sin enterarnos, muy entretenidos viendo pueblos y viñedos, pero nos esperaba un rollo patatero prácticamente hasta Tulln.


Lo único que encontramos en los 30Km de recta fue un restaurante con jardines, donde nos paramos por puro aburrimiento a tomarnos unas galletas con chocolate.
En todo el rato no nos habíamos encontrado a nadie, pero estando allí parados nos pasó una pareja en bici. Jeje, ya teníamos otros autos locos con los que picarnos para entretenernos, pero nos duraron poco jajaja. Unos Km más tarde les pegamos una pasada que les levantamos las pegatinas, y la tía, asiática, nos puso una cara de mala leche que ni os cuento; se picó vamos. Al rato yo me paré a evacuar líquido, y nos cogieron ellos, que nos pasaron y volvieron a mirar por encima del hombro… la habían cagado, menuda pasada que les íbamos a volver a pegar en cuanto vaciara mi vejiga! Jajaja., había que entretenerse de alguna manera no?.


Dejamos la recta infinita y nos adentramos en una zona boscosa con casas.  Enseguida Ismael me dice “vete poniéndote el chubasquero que va a caer…”, por un momento dudo, pero el cielo se está poniendo negro de nuevo, así que paro a cubrirme y… casi no me da tiempo!, Isma grita “al techado!!”, y nos lanzamos los dos con las bicis a resguardarnos bajo una cubierta que sobresale de una de las casas. Nos pegamos bien a la puerta del garaje, y durante unos 10 minutos vemos diluviar con fuerza. El chaparrón deja dos dedos de agua en el suelo, pero al menos luego para y nos deja continuar, aunque temiendo porque en cualquier momento nos podía volver a tocar la calada, menuda lotería!, que te mojes o no depende de segundos!!.


Abandonamos las casas y seguimos por caminos entre descampados, allí sí que ya no había sitio para resguardarnos ante otro aguacero, así que nos dedicamos a cruzar los dedos jeje. A lo lejos queda ya Tulln, y encima está la nube más negra de la zona descargando, así que los últimos Km los hacemos despacito tratando de que llegemos allí cuando la tormenta haya pasado… y lo logramos!.
Pocos Km después de pasar Tulln y junto al carril encontramos el camping que buscábamos, un pedazo de camping, menuda extension!. Parece que hemos llegado los primeros otra vez, y plantamos la tienda en el mejor sitio, cerca de los baños, duchas, etc., y junto a una mesa de madera con bancos estupenda; esta vez sí que nos hacemos con ella!!.


Photobucket

Mientras acampamos llega un tío con una caravana a la parcela de enfrente, y por poco derriba dos árboles por querer meterla en un sitio pequeño, qué bruto!. Al final logra colocar donde quiere la caravana gracias al motorcillo, pero su torpeza nos entretuvo un rato jeje. 
A mi lo que más me llamó la atención es un pedazo San Bernardo precioso que viajaba con ellos, qué bonachón el tío!, todo tranquilito y aburrido allí tumbado en el césped. Cuánto me acordaba de mi Frodo!!!, lo echaba tanto de menos… ains. Además, por el Tirol nos habíamos encontrado con mogollón de Golden, todos tan bien educaditos… (intuimos que es algo obligatorio en Austria, porque no es normal!).


Ya duchaditos nos fuimos a ver Tulln, que tampoco tiene mucho que ver en realidad, pero de paso entramos en un super para recuperar víveres y comprarnos un helado, que había antojo ;)

Photobucket
Atardeciendo nos volvimos al camping para hacer la cena y… ¿a que no sabéis qué pasó?... que empezó a llover!!! No me lo podía creer!!!. Total, hicimos un poco de tiempo y escampó algo, aunque terminamos sentándonos sobre los impermeables en los bancos de madera para poder hacer la cena y comer, eso sí, uno de nosotros tuvo que sujetar el paraguas mientras tanto… no comment, menos mal que al final paró un poco y nos dejó terminar.

Mientras preparábamos la cena acampó cerca de nosotros un matrimonio que también viajaba en bici con un niño de unos 4-5 años. Nos quedamos alucinados cuando vemos que montan una tienda túnel enorme y empiezan a sacar cacharros de las alforjas… ¡pero cómo llevan todo eso!!!, es alucinante lo que hace la gente, y sobre todo cómo lo llevan!! Increible. Poco a poco nos quieren ocupar nuestra mesa, expandiéndose como si fueran 6, y les dejamos porque ya casi habíamos acabado que si no… hay tortas por la mesa!!.

Con chirimiri nos fuimos a la cama, deseando que parara de llover una vez más, aunque ya no nos preocupaba tanto porque al día siguiente llegábamos a Viena, donde teníamos dos noches de hotel reservadas y donde pasaríamos nuestro primer día de descanso!!!.

22 Julio 2011: Grein – Melk, unos 52Km

Nos despertamos y… llueve!, finito pero llueve un día más. Empezamos a recoger como de costumbre, llevándonos el equipaje a lugar seco y desmontando la tienda desde dentro. Desayunamos bajo el techado del edificio de los servicios comunes y acoplamos las cosas a la bici seguidamente.

Photobucket
Al salir del camping nos encontramos con una cola enorme de cicloturistas que están esperando a subir al transbordador que les cruce el Danubio para seguir la ruta por la otra orilla. Nos encontramos en la situación de esperar hasta que entremos en el siguiente barquito o volver contra sentido unos 2Km para cruzar a la otra orilla por un puente. Nosotros optamos por la opción “sin barco”, sólo íbamos a perder 4 Km respecto al resto del pelotón, así que…


Photobucket
Esta zona nos vuelve a sorprender bastante, es muy montañosa y el río hace varias curvas, de manera que la senda ciclista serpentea entre bosques preciosos siempre cerca del río.
Hoy tenemos viento a favor, y aunque llueve fino la temperatura es muy buena, así que pronto nos desarropamos y ponemos el turbo. Más adelante nos encontramos con el resto de cicloviajeros, y comenzamos los relevos de los autos locos una vez más; es gracioso, les pasamos como una exhalación, pero cuando paramos a quitarnos el chubasquero o a mear nos pasan otros, y cuando ellos se paran les volvemos a pasar nosotros, es la risa, y todos debemos pensar lo mismo porque sonreimos al encontrarnos jeje.

 La ruta del Danubio se puede seguir por los dos márgenes del río según  los pueblos que quieras visitar……. O según quieras esquivar a la lluvia jeje. Nosotros, a la altura de Ybbs, nos metimos “por to lo malo”, dejando Persenburg y el sol en la otra orilla.
Vamos atravesando el pueblo y justo en una parte donde no podíamos resguardarnos nos empezó a caer el diluvio universal, vaya calada!!. Menos mal que no nos cayó a nosotros solos; justo delante nuestra iba un matrimonio con una niña de unos 7 años a la que por detrás y montada en su bici yo sólo alcanzaba a verle una coleta rubia entre dos alforjas como dos castillos, alucinante ver cómo una niña tan pequeña, y que apenas es capaz de manejar una bici que la supera en tamaño, rutea a 20km/h sin demasiado esfuerzo cargando con las alforjas llenas… a estos alemanes les ponen a tirar de la bici casi a la vez que aprenden a andar no me digas!!, no me extraña que cuando sean mayores lleven toda la casa a cuestas!.


Photobucket
Photobucket
 Calados como sopas dejamos atrás las nubes y nos disponemos a secarnos con el viento. Menos mal que al menos no hace nada de frío y que las ortlieb son cojonudas! Totalmente estancas, un gusto.
Poco nos duró el secado rápido, porque unos Km más adelante me empiezan a caer gotas y le digo a Ismael: “Tira que me voy a poner la capucha y ahora te pillo”… y no me dió ni tiempo a ponerme la capucha! Menudo chaparrón de nuevo!!!. Mientras me termino de poner el chubasquero me pasa un pelotón de alforjeros, y al dar una curva me veo que Ismael se ha parado bajo un puente estrecho y altísimo, que resultó ser como un carril de vagonetas de una fábrica, el iluso se ha parado ahí intentando resguardarse… 
Mientras me acerco veo que todo el mundo le intenta imitar, y se ponen en fila india… y yo pienso: “¿qué coño hacen todos ahí si con el viento lateral que hace se están calando igual? Peeeroooo… ¿por qué no avanza nadie hasta el techado de aquella gasolinera que está a 100m?” jajaja, imaginaos las caras cuando les rebaso y me voy directa a la gasolinera a resguardarme… todos detrás de mi! Jajajaja, aún me estoy riendo de recordarlo!.
En fin, después de pasar un rato al resguardo secándonos, hacemos la foto tonta de rigor para el recuerdo, y esperamos a que llueva menos para continuar. 
En breve seguimos el camino, y aunque el cielo amenaza con regalarnos otra calada, la 
conseguimos evitar.


Cerca de Melk el Danubio ya vuelve a ser muy ancho, y se empiezan a ver grandes embarcaderos donde paran los cruceros. Al llegar vemos que no hay camping en sí, sino pequeñas zonas de acampada. Estamos hoy un poco hartos de mojarnos y es pronto, más o menos las 13h, así que visitamos Melk y nos pensamos si continuar unos Km más o hacer noche en cualquier hotelillo, que hay muchos.


El pueblo de Melk es pequeño, aunque tiene su encanto, pero lo má destacado es que tiene una abadía impresionante sobre la colina que tiene casi la misma longitud que el pueblo.

Photobucket
Photobucket
Nos acercamos a la oficina de turismo, donde nos dan una lista de los alojamientos con sus respectivos precios, vemos que son asequibles y creemos que la abadía va a merecer la pena, así que nos quedamos en Melk. Nos ha llamado la atención el hotel Café Central, que está en la entrada de la calle principal. Buscamos la recepción del hotel, pero sólo vemos la cafetería en sí. De buenas a primeras sale una de las camareras interesándose por lo que buscábamos, y en efecto, no hay recepción del hotel, te abren la habitación ellas mismas! Jeje. En esos momentos Ismael y yo nos miramos con cara de pensar… a ver dónde coño nos estamos metiendo… pero nos ofrecen ver la habitación y que decidamos. Atravesamos un pasillo que separa la cocina de la cafetería-restaurante, y subimos a la primera planta. La habitación está muy bien, muy limpia, con su baño en condiciones… así que nos la quedamos.
Guardamos las bicis en el pequeño patio de la cocina, subimos a ducharnos, cambiarnos y picotear algo. Aprovechamos para montar un tenderete en el baño y secar la tienda, hacer la colada, etc., y justo después nos vamos caminando hacia la abadía.


Photobucket
Photobucket
Los edificos por si mismos son grandiosos, y en algunas de las salas que se pueden visitar, de ambiente bastante moderno por cierto, están expuestas algunas reliquias religiosas, pero lo más destacado de la abadía es su enorme e impresionante biblioteca. En ella se inspiró Umberto Eco al escribir “El nombre de la rosa”, y no nos extraña para nada, es toda una obra de arte que aún es usada por los abades que viven allí.

Photobucket

La iglesia también es preciosa y está muy bien cuidada, además, hacía pocos días habían colocado colgando de los techos unas coronas enormes de orquídeas de mil tipos para celebrar la festividad de San Pedro. Toda la iglesia olía que daba gusto.

Photobucket
 El ticket de la abadía también nos daba acceso a los jardines, de tipo imperial, supercuidados, con sus fuentes, etc. Incluso tienen un bosque enorme al final con múltiples especies cuyo final no pudimos ni intuir.

Photobucket
 La visita se ha llevado su tiempo, pero ha sido muy agradable y nos dejará un buen recuerdo de Melk sin duda.


Mientras bajamos de nuevo al centro del pueblo nos cae de nuevo lluvia fina, aquí el tiempo no se aclara, es un lío, quitándote y poniéndote ropa todo el rato,  no sabes si abrir o no el paraguas… Encontramos un spar enorme cerca de la oficina de turismo y entramos a comprar provisiones para cenar y desayunar con nuestro hornillo.

Photobucket
Tras un último paseo a pie por las calles empedradas de Melk nos metemos en la habitación, y vamos pensando en cenar, que hay hambre. Desde luego nos hemos acostumbrado muy bien a los horarios europeos jeje. 

Después de recoger todo lo que teníamos tendido, que ya estaba sequito, sacamos los cacerolos para hacer la cena y… ostiá! Las cerillas!, Ismael se las había guardado en un bolsillo del pantalón cuando recogió esta mañana, y después de los aguaceros que nos habían caído ni os cuento cómo estaban las cerillas… Isma probó una por una rezando porque alguna estuviera seca, pero no hubo manera. Además, ya habían cerrado el supermercado, así que tenía que encender alguna como fuera!!. Al final recordó haber visto una suelta en el rackpack donde lleva las cosas de comer, y milagro!! Prendió!! Y pudimos hacer la cena jeje.
Con la barriga llena estuvimos un rato tumbados en la cama leyendo hasta que se nos cerraron los ojos, Ismael su libro con el que llevaba cargando todo el viaje, y yo la guía del Danubio, que me explicaba lo que íbamos a ver en los siguientes días… y… hasta el día siguiente! Qué bien se duerme después de unos cuantos Km en bici oiga!!.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

21 Julio 2011: Linz – Mathausen – Grein (65Km aprox)

El día se levanta de nuevo gris y con lluvia fina. Desayunamos con los víveres que compramos en un supermercado de Linz ayer, y acabamos recogiendo como siempre, por partes para que no se moje nada. Al final parece que para un poco de llover, e Isma puede guardar la capa externa de la tienda húmeda pero no chorreando mientras yo me he llevado las cosas a los servicios para que estén bajo techo.
Comenzamos la parte “cultural” de las vacaciones. Cogemos el carril del Danubio y abandonamos Linz y su tejido industrial de las afueras.

Photobucket
El carril va ahora paralelo al danubio durante unos cuantos Km, hasta que nos desviamos para subir a la colina donde se encuentra el campo de concentración de Mathausen. Para subir hay dos caminos, uno más corto pero con una rampa del 14%, y otro que da un rodeo pero que asciende con menos desnivel. Nosotros optamos por éste último. 



Llegamos a los muros y aparcamos las bicis en la puerta. A la derecha de la muralla hay un edificio moderno donde suponemos que venden los tickets para entrar, pero nos cuesta encontrar la sala exacta porque al inteligente del arquitecto no se le ocurrió una señalización más clara. En ese edificio se proyectan películas relacionadas con el exterminio nazi, etc.
La entrada del campo en sí está justo donde hemos aparcado las bicis, en el otro extremo del muro, pero tampoco está indicado claramente.

Photobucket
Photobucket
Dentro, visitamos los barracones donde estuvieron recluidos aquellos pobrecitos hombres, mujeres y niños. Entramos también en las cámaras de gas, en los hornos crematorios, las salas de disección de cadáveres, los campos de reclusión en cuarentena tras los experimentos con humanos, el campo de ejecución, las vallas, etc. Como se puede suponer, todo es sobrecogedor, aunque a nosotros nos impresionó más el museo judío de Berlín, que a pesar de ser un edificio moderno, conseguía transmitir la angustia del tema perfectamente. 

Por todos lados hay placas que recuerdan la tragedia, incluso en la entrada hay un muro donde pone el número de personas que murió de cada nacionalidad en aquel horrible lugar.

Photobucket
Photobucket
Photobucket
Photobucket
Tras la visita, que se lleva fácilmente una hora, cogimos de nuevo nuestras monturas, y después de divisar el Danubio desde lo alto de la colina, nos disponemos a bajar al carril. Por el camino nos encontramos a nuestros compis de acampada que suben caminando y empujando sus bicis cargadas hasta los topes por las rampas del 14% (qué burros!!!).
Unos Km más adelante un cartel nos avisa de que hay que desviarse del camino un trecho  debido a un desbordamiento y a una zona en obras. Cogemos el desvío, pero a Ismael le da la impresión de que nos estamos separando demasiado de la ruta y decide diseñar su propio desvío… un poco atropellado, porque nos tocó atravesar también una zona en obras incómoda para rodar, pero bueno. Enseguida nos juntamos con todos los alforjeros que habían seguido el desvío indicado en la ruta, jeje, así que en realidad incluso hemos perdido un poco de tiempo con respecto al resto del grupo ;)
Llegados a este punto comienza más claramente la carrera de los autos locos, a ver quien pedalea más rápido por los caminos entre cultivos jeje. Unos y otros nos vamos dando relevos a más de 20Km/h, parece una forma de entretenimiento divertida cuando la cosa de vuelve un poco monótona!!.

Según nos acercamos a Grein vamos viendo de nuevo mucho bosque, y el río se va encajonando dejándonos una imagen preciosa por delante.

Photobucket
Llegamos al camping de Grein, y como parece que hoy somos los primeros elegimos sitio de acampada. Ya vamos aprendiendo de “los meseros”, no vemos mesa, pero nos agenciamos un banco de madera que hemos visto en una parcela contigua. Plantamos la tienda al solecito y dejamos la casita preparada. Mientras nos damos una ducha van llegando el resto de alforjeros, los de la niña-máquina, los de la tienda enorme, los del menaje pesado… y los meseros, que otra vez han sido más avispados que nosotros y han conseguido no sólo otro banco de madera, sino una mesa y hasta una sombrilla!! Venga 

yaaaa!!!!

Ya cambiaditos y habiendo repuesto fuerzas nos vamos a ver el pueblo, que aunque pequeñito es bastante pintoresco con sus calles empedradas y su castillo en la colina. Vamos cargados con los chubasqueros y el paraguas, pero sorprendentemente sale un sol fabuloso, se despeja el cielo y nos deja pasear tranquilamente.

Photobucket
Subimos hasta el mirador del castillo, desde donde se aprecian unas vistas preciosas del Danubio y de los bosques. Allí, en un banco, jugamos un rato con un gatillo que se nos ha acercado, y aunque somos más bien perreros el tío se hace querer jeje.

Photobucket
Vamos teniendo hambre, así que pasado un rato nos volvemos al camping pensando en hacer la cena. Bajando la calle encontramos un spar, así que compramos para el desayuno del día siguiente, bebida, yogures, y unas pedazo de salchichas para acompañar a la pasta que toca hoy. 

Tan contentos llegamos a nuestra pequeña tienda de campaña, y hacermos por sacar el hornillo, la cacerola, etc. Isma está entusiasmado porque por fin va a poder estrenar su hornillo hiperligero, y se va acoplando las cosas en el banco de madera mientras yo tiendo las toallas en la cuerda que hemos puesto.
De buenas a primeras el cielo se empieza a cerrar de nuevo, y me empiezan a caer dos gotitas… digo “uy uy… me da que no voy a tender, vamos a llevarnos las cosas a la mesa techada que hay al principio del camping o bajo el tejado del edificio de los baños”... y no da tiempo nada, me lanzo dentro de la tienda cual Casillas intentando parar un gol, esperando que Isma haya salido pitando a un sitio techado… pero no, dice que se ha empeñado en hacer la cena y que total, ya está calado, así que ahí que se queda el tonto bajo el chaparrón, en su banco de madera, con la cazuela cociendo y el hornillo encendido. Cómo sería la que cayó que en cuestión de minutos se hizo una balsa de agua bajo la tienda entre la rafia y la tela del suelo. Menos mal que no caló, pero me tocó sacar el agua de debajo toda agobiada como buenamente pude.

Cuando la cena estuvo preparada, cogí el paraguas y nos fuimos a cenar a la mesa con tejado de la puerta del camping. Al rato paró de llover, pero sólo el tiempo justo para poder ir al baño, lavarse los dientes y limpiar los cacharros de cocinar. Otra noche más que nos acostamos pronto, rezando para que no nos cayera otro diluvio universal.

martes, 13 de septiembre de 2011

20 Julio 2011: Attersee- Lambach + tren a Linz

Después de que el día anterior hizo un tiempo estupendo, nos levantamos una vez más con todo nublado y lloviendo. Bajamos a desayunar con las caras mustias, pero llenando el buche nos resignamos. Enseguida buscamos nuestras bicis en el garaje, cargamos bultos y comenzamos a rodar bajo el agua. Los primeros Km siguen siendo modelo tobogán, y luego pasamos a luchar contra unos 6Km de rampones en medio del campo con viento de costado, la cosa comienza dura!. 

Photobucket
Llegando al final del lago (que hoy parece el mar, con unas olas impresionantes), el viento casi nos tira. Nos encontramos aproximadamente en el pueblo de Shorfling.

Photobucket
Photobucket
Poco a poco vamos dejando los paisajes montañosos y pasamos a la campiña.

Photobucket
A la altura de Lenzig tomamos la ruta ciclista R6.
Aunque atravesamos sendas entre bosques frondosos y solitarios donde nos encontramos alguna cosa rara (ver foto y sacad vuestras propias conclusiones…), empezamos a pensar que según nos acerquemos al Danubio la cosa se volverá más sosa, tipo la travesía del año pasado por el Danubio alemán.

Photobucket
Photobucket
Llegamos a Lambach, sigue lloviendo, y estamos un poco cansados ya de mojarnos y de atravesar pueblos sin interés. La ruta de hoy es de unos 104Km, pero llevamos previsto un acortamiento en tren por si nos hacía muy malo. Además, habíamos leido muchas crónicas de grupos que llegado a ese punto de ruta siempre enlazan con Linz en tren; suponemos que porque los pueblos que quedaban por delante no eran de interés o la ruta se volvía muy monótona, y esa es la impresión que nos estaba dando. Así que después de llevar 53Km optamos por coger el tren en Lambach hasta Linz nosotros también, y no nos arrepentimos en nada. Fue en ese momento cuando tomamos conciencia de que habíamos abandonado nuestro adorado Tirol, qué pena!.
Llegamos a Linz, la tercera capital de Austria, y nos encontramos con una ciudad gris, con bastante tráfico y muy mal tiempo. El carril bici pasa a compartir sitio con el tranvía, y nos resulta un poco estresante, claro que veníamos my mal acostubrados del Tirol.

Photobucket
Para llegar al camping teníamos que tomar ya el carril bici del Danubio durante unos Km, así que con el viento y el agua de cara agachamos el lomo y vamos para allá. Cuando llegamos al punto concreto descubrimos que no se trataba de un camping, sino de una pequeña zona de acampada vallada donde teníamos que poner unas tiendas junto a otras y que contaba únicamente con una pequeña zona de servicios y duchas de monedas. Allí nos juntamos con otros tantos cicloturistas que vienen haciendo la ruta del Danubio…. Y comienza de nuevo la carrera de los autos locos! Jajaja (para conocerlos deberéis leer la 

crónica del verano pasado…)


Catalogamos a algunos de nuestros compañeros de rodadas: hay una familia de al menos 5 personas que cargan con todo tipo de cachiperres y una tienda enorme, como la nuestra grande (con lo que pesa!!!)  y que además se hacen con una mesa de madera con bancos estupenda, otra familia con dos niños que empieza a sacar todo tipo de utensilios y que cargan con mesa, sillas grandes plegables, etc (de alucinar… dónde coño llevan todo eso????....... aún estoy intrigada, pero lo llevan encima!), también están los de las bicis raras (las tumbadas), y una pareja de franceses que deben llevar allí varios días con la tienda calada.


Montamos nuestra tienda y dejamos las alforjas por un rato, pero como sigue haciendo malo y allí cerca no hay nada para cenar, decidimos ir hasta Linz de nuevo y de paso visitarlo.
El tiempo nos da una breve tregua para dar una vuelta con nuestras bicis ahora sin peso.

Photobucket
Photobucket
Entramos en la catedral, callejeamos por calles empedradas… pero la ciudad tampoco da para mucho, y no nos llama la atención para nada, así que sobre las 19h entramos en un macdonalds donde escribimos en el facebook para que se vea que seguimos de ruta y nos encontramos bien. Cenamos, y tras cotillear cositas por internet gracias a la wifi del sitio, nos ponemos en marcha de nuevo con muy pocas ganas en dirección a la zona de acampada. Con la tontería al final acabamos aparcando las bicis con 75Km en la patillas, una duchita calentita y a dormir, que sigue lloviendo…aaaaagggggg.