domingo, 11 de septiembre de 2011

16 Julio 2011: De Innsbruck al camping del lago de Kramsach, unos 60Km

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Las primeras horas del día se nos presentaron muy frías, con un cielo azul puro y buscando los rayos del sol desesperadamente nos pusimos a rodar por la ruta del Inn. Descubrir a solas Innsbruck fue toda una experiencia, y esos primeros Km solitarios junto al río nos auguraban un bonito viaje.

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La naturaleza del entorno es salvaje, el brutal caudal del Inn, las montañas verdes y las gigantescas montañas alpinas alrededor… uff, qué ganas de estar por allí de nuevo!.

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A lo largo del camino, y a pocos Km de Innsbruck, nos encontramos con la fábrica de Swarovski, pero no pudimos visitarla ni ver sus jardines porque debía ser muy pronto y aún estaba cerrado. Poco después, el frío desaparecía para dejarnos un día ideal para rodar, incluso en manga corta!, allí los cambios de temperatura son bestiales, puedes pasar de 6º a 23º en muy pocas horas, así que hay que ir preparado para todo jeje.

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La ruta del día de hoy iba a ser corta, de unos 60Km, pues la habíamos programado así suponiendo que apenas habríamos dormido la noche anterior con el trajinar del viaje y del tren, y no nos equivocamos en nada.
Llegamos a un pueblo pequeño, Kramsach, y tras subir un pequeño puerto llegamos a nuestra meta, un camping agradable junto a un lago de montaña precioso. Después de picotear nuestros ricos ibéricos y de sufrir el palo de la dueña austriaca del camping, instalamos nuestra hogareña tienda y decidimos ir a darnos un bañito en la piscina con jacuzzi que teníamos a nuestra disposición, ideal esas burbujitas con los Alpes y el lago de fondo eh???.... Mejor fue la siesta en la tumbona al solecito de después jajaja.

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A lo largo de la tarde se fueron acumulando muchas nubes, que nos ponían sobreaviso de que nos iba a caer agüita en cualquier momento, así que nos duchamos, dimos un romántico paseo alrededor del lago, y sobre las 19h bajamos el puerto hacia el pueblo para buscar algún sitio chulo para cenar. Isma no sé, pero yo tenía una manada de leones en la barrigaaaaaa….
No nos costó nada acostumbrarnos al horario europeo, entre el descalabro de horas de sueño que ya llevábamos, y que preferíamos picotear en la comida para al final del día ponernos moraos… (menos mal que de alguna manera lo quemábamos!).

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Al final cenamos en el restaurante de un Gasthof chulísimo, es alucinante ver cómo tienen todas las casitas pintaditas, cuidadas, con dibujos… y ya si encima te encuentras que la gente va vestida con los trajes tiroleses flipas, esa es la palabra. Yo pensaba que esos trajes sólo se los ponían en momentos muy puntuales, o de cara al turismo… pero no, realmente es que visten así!!, si ese pueblo tenía 3 casas!!. Me pareció una cosa muy original, y me sorprendió gratamente ;)


También me pasó una cosa que nunca me había pasado antes… tenía tanto sueño y estaba cenando tan bien que me quedaba dormida encima del plato!!!, era incapaz de mantenerme con los ojos abiertos, qué horror!!, soñaba con la cama mientras me quedaba dormida con el trozo del Wiener Snitzel en la boca!! (uhmmm qué ricoooo)
Casi rodando salimos del restaurante, más contentos que unas castañuelas de lo bien que habíamos cenado, y justo cuando estábamos desatando las bicis para volver a subir el puerto (una vez más… sí!) de camino al camping, comenzó a llover.
Entre que no quería mojarme y el sueño que tenía, creo que no he subido tan rápido un puerto en toda mi vida (lo que hay que tener en cuenta es que en realidad era un minipuerto, con 4 curvas jajaja).
Enseguida nos fuimos al sobre, a gozar de esas plácidas horas que nos quedaban por delante zzzzzz…zzzzzz….zzzzz

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