martes, 23 de agosto de 2011

15 Julio 2011: Madrid-Verona + tren a Innsbruck





Tras haber medio desmontado las bicis y protegido en la medida de lo posible todas las “partes nobles”, nos dejan en el aeropuerto de Barajas con la caja de la bici + una las alforjas + medio queso semicurado + un salchichón, y demás enseres que no se podían llevar de equipaje de mano. Facturamos sin problemas y … cogemos el vuelo de ryanair a Verona… una hora más tarde!! (empezamos bien…).
Aterrizamos, recogemos la caja de las bicis y salimos a la terminal para empezar a montarlas. Imagináos el corte que me daba sacar el queso y el salchichón… con eeeeseee olor a pueeeebloooo… cual Alfredo Landa por tierras manchegas!! Jajaja.
Desparramamos todas las cosas por los suelos y nos pusimos manos a la obra. Un señor muy trajeado que estaba esperando a alguien se ofreció a ayudarnos, y el pobre se encargaba de sujetarnos las bicis mientras las ajustábamos, qué majico el!.
Al final, ya de noche, conseguimos salir del aeropuerto equipados y con las luces puestas. Teníamos unos 10Km hasta el centro de Verona. Ismael tenía previsto cruzar la autovía por un puente que resultó estar en obras y cortado, así que tras dar alguna que otra vuelta absurda buscando la manera de evitar la autovía , conseguimos pasar por una camino entre fábricas bastante escondido que nos llevaría a una carretera local sin demasiado tráfico (menos mal!).
Nos dirijimos a la estación de ferrocarril primeramente para imprimir en la máquina los billetes del tren a Innsbruck que habíamos comprado por internet, y para comprar los de las bicis, pero cuando llegamos a las 21h estaba todo chapado y nos fue imposible (ya empezamos con las dificultades…). Subimos a los andenes y consigo hablar con una revisora sobre si podíamos subir al tren y pagar los billetes de las bicis una vez dentro. Me comenta que si no hay problemas de espacio en el vagón de bicis no hay problema en pagar arriba.
Nos contentamos pensando que íbamos a ser los únicos en coger un tren de madrugada hacia Innsbruck con bicis, así que como todavía teníamos unas horas por delante hasta que saliera el tren, decidimos ir al centro a visitar una preciosa Verona nocturna y cenar en una de las pizzerías frente al Coliseo.

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Con la barriga llena y la ilusión de estar ya de vacaciones de verdad, volvimos a la estación del tren a las 00:30, pues nuestro transporte salía en teoría a las 01:05h. Cuando subimos al andén con todo a cuestas por las escaleras, se nos cayó el alma a los pies… había por lo menos 16 alemanes con sus respectivas bicis + billetes esperando el mismo tren que nosotros, más otros tantos que estaban en la misma situación que nosotros, con la esperanza de poder viajar.
Al rato de estar esperando, se para un tren averiado en el andén de al lado y empiezan a bajar un montón de aventureros de interrail con sus almohadas y sacos de dormir arrastrando… parecían un poco perroflautas (sin ánimo de ofender a nadie eh?), con sus rastras, descalzos…
Al final, el tren apareció hora y media más tarde, a las 02:20h. En cuanto paró comenzó la lucha por una plaza para la bici jajaja, y al final pudimos entrar. Cuando nos queremos dar cuenta hay un montón de gente sentándose y tumbándose en el mismo vagón de las bicis y pensamos “qué rarooo no?”, pero claro, si véis cómo estaba el tren… imaginaos el típico tren de la India antiguo repleto de gente, unos encima de otros, etc. Intentamos asomarnos a nuestro compartimento pues teníamos dos asientos reservados, pero nos encontramos que huele fatal, está todo cerrado y hace mucho calor, hay gente durmiendo medio en pelotas por los asientos, tumbados debajo de éstos, en el pasillo… en dos palabras: in-creible
Por el pasillo teníamos que ir sorteando gente durmiendo por los pasillos, en el baño… de verdad que nos pareció tercermundista, y encima te soplan 36 euros por persona + 12 por bici!!. Total, que al final optamos por dormir en el suelo entre las bicis que era el único trozo de suelo que quedaba libre!!!... y bueno, dormir poco, entre el tren-tartana que iba a toda leche, el ruido, la incomodidad y que luego hacía fresquete… menuda noche toledana, de traca oiga!!.
Sobre las 5:30 llegamos a Innsbruck, a 7º!. Menuda rasca!. Nos pusimos toda la ropa que pudimos y recorrimos la ciudad, a esas horas completamente desierta. El casco antiguo es muy bonito, una pena que el sol aún no reflejara sobre el “tejadillo de oro”. La capital del Tirol tiene su encanto, enclavada en medio de los Alpes  junto al Rhin.
Aquí finalizo el primer día, a pesar de haber contado ya la madrugada del día 16. En la próxima publicación hablaré de la ruta entre Innsbruck y el camping del primer lago, ya sobre la bici ;)

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