domingo, 11 de diciembre de 2011

26 Julio 2011: De Viena a Bratislava, 70Km… y llegada milagrosa a Budapest


Una vez más el día amaneció gris. Desayunamos pronto y nos pusimos en marcha. Abandonamos definitivamente Viena aprovechando las primeras horas de la mañana para visitar el parque donde se encuentra la estatua del Beethoven dorado, al que por cierto le habían cambiado de sitio por reformas. Ello dio pie a alguna foto divertida jeje.

Photobucket

Salimos de Viena atravesando el Pratter y viendo su noria; es una mezcla muy antigua entre el Retiro o Casa de Campo, verde por todos lados. Es un pulmón donde la gente hace ejercicio e incluso se pasean a lomos de caballos.
Haciendo uso del GPS llegamos al puente que cruzaba el Danubio, y desde donde puedes poner rumbo a Bratislava por cualquiera de sus orillas. Nosotros decidimos cruzar el puente y rodar por la izquierda. La extensión de Viena es enooorrrrmeeee, tardamos unos cuantos Km en dejar de ver los alrededores y la zona industrial.

Photobucket

Hasta Bratislava tomamos “la recta infinita”, una senda elevada que atraviesa un parque natural sin tomar ni una sola curva, en serio, qué cosa más aburridaaa!!!!. La senda está elevada porque el Danubio llega a inundar todo lo de alrededor, y viendo la vegetación y los árboles enormes que había cuesta imaginárselo.

Photobucket

Photobucket

Rodamos Km y Km reeeeectoooos y aburridos haciendo piques entre nosotros intentando huir de la tormenta que nos venía amenazando todo el rato… y claro, con la senda elevada y ningún sitio donde resguardarnos, nos calamos de lo lindo durante un buen rato. Tras parar, con el viento y la velocidad de vértigo que llevamos en esa recta infinita, nos acabamos secando más o menos rápido, y paramos en una mesa y asientos hechos con tocones de madera a un lado del camino a picotear algo.
Ya en las cercanías de Bratislava bordeamos algunos campos de cultivo y divisamos el Castillo y el casco antiguo a lo lejos.

Photobucket

Photobucket

Entrando a la ciudad empezamos a tomar conciencia de que Eslovaquia no es Austria… la ciudad se nos presenta caótica desde un principio.
Como nuestro plan es aprovechar unas horas para visitar la ciudad antigua y coger un tren a las 19:45h con destino Budapest, dedidimos acercarnos lo primero hasta la estación de tren para comprar los billetes. Éstos sólo se pueden conseguir desde Eslovaquia, no dejan reservar ni nada desde cualquier otro lugar según nos informaron vía email, así que nos la jugábamos un poco en ese sentido ya que sólo podíamos viajar con nuestras bicicletas en ese tren.
Para llegar a la estación de tren tuvimos que subir por una avenida con un tráfico horroroso, donde se mezclan claxones, coches antiguos, motos, y tranvías viejos. Circular por la calzada resulta muy peligroso, así que lo hacemos por la acera cuando podemos. También rodamos por algunas calles empedradas de la zona antigua, que rozamos de refilón.

Photobucket
Photobucket
Photobucket

Un poco nerviosos, y después de unos 70Km, llegamos a la estación, y toda decidida me voy a comprar los billetes del tren…
Yo: Hello, could you give me two tickets to Budapest?, We travel by bike please.
Eslovaca con cara de pocos amigos: NO.
Yo: No? Why?
Eslovaca con cara de pocos amigos: NO. INFOMATION! (dándome la órden con el dedo apuntando a lo lejos…)
Nos vamos a la oficina de información con cara estupefacta por los modos que se ha traido la tía, y entramos preguntando si alguien habla inglés, porque de las taquilleras ninguna, o no han querido…. Y nadie habla inglés. En el centro de información de la principal estación de tren de la puñetera capital de Eslovaquia nadie habla ni papa de inglés!!!!. Me parece alucinante.
Total, intentamos pedir los billetes con bici a las dos mujeres de información a ver si nos conseguían explicar algo, y a la conclusión a la que llegamos fue que ya estaban todas las plazas para bicicletas ocupadas y por eso no podíamos viajar en el tren directo a Budapest. Sin más solución y con cara estupefacta salimos de la oficina. Nos quedamos en la puerta intentando barajar posibilidades para llegar a Budapest… la opción de coger una multicombinación de trenes regionales la teníamos desestimada porque según habíamos investigado por internet antes de emprender el viaje nos suponía unas 9h de viaje. El autobús es barato, unos 6 euros, pero no nos permite llevar más de un bulto y nos exigen llevar las bicicletas desmontadas y embaladas si es es queda sitio en el maletero del mismo para poder transportarlas… así que también lo desechamos de momento. La única opción que nos quedaba era ir en taxi hasta Budapest, 300Km… lo que suponía encontrar un taxi donde nos entraran las dos bicis (y con los coches de los años 80 que estábamos viendo lo teníamos chungo) y pagar una pasta por ello… una faena vamos. Hacer esos 300Km en bici nos suponía perder la reserva del hotel de Budapest y no ver ésta ciudad, porque podríamos llegar justos para coger el avión de regreso, así que no era una opción discutible.
Discutiendo las posibilidades salió a buscarnos de la oficina una de las mujeres. Por gestos y como los indios nos intentaba explicar un modo de ir a Budapest en tren que se le había ocurrido, tomando trenes regionales donde podíamos llevar las bicis sin problemas. En un trozo de papel nos escribía nombres de pueblos por donde quisimos entender que teníamos que abandonar los trenes. Los nombres eslovacos como cualquier palabra de su alfabeto a nosotros nos resultaba un jeroglífico, imagináos. Total, que según entendimos por gestos, en el segundo pueblo teníamos que bajarnos, rodar no sabíamos cuantos Km en bici en dirección al Danubio, atravesar un puente y entrar por ahí a Hungría, de manera que llegáramos al primer pueblo para coger desde allí el tren que nos dejaría en Budapest.
Esto leyéndolo ahora resulta mu fácil, pero os puedo asegurar que cuando te estás comunicando por gestos y con el lenguaje de los indios, no sabes si has entendido bien o mal, y te planteas coger dos trenes y rodar en bici no sabes cuantos Km más hacia no se sabe donde para coger un último tren a tu destino, la cosa resulta muuuuyyy agobiante. Tanto que yo entré en shock, no podía dejar de temblar y no era capaz de pensar con racionalidad. Lástima que perdiera el papelito al final del viaje, porque era para habéroslo puesto escaneado jeje.
La cosa se complicó cuando nos dimos cuenta de que encima los pueblos donde nos teníamos que bajar en nuestra combinación de trenes, eran paradas intermedias de unas líneas infinitas de las que sólo podíamos ver las paradas de inicio y finales.
Total, hice un segundo intento, en una taquilla diferente a la anterior, de comprar los billetes hasta esos pueblos intermedios… nada, de malos modos me vuelven a decir que NO! Y a indicarme INFORMATION!... pero estos eslovacos son estúpidos o qué???, qué bordes!!! Vaya modos!!!.
Mi estado de ansiedad se agravaba por momentos… menos mal que Ismael controlaba sus nervios!!. Isma tuvo la idea de probar a ver si había wifi en la estación, aunque con unas instalaciones tan antiguas teníamos nuestras serias dudas… pero bingo! Hay internet!!. Gracias a eso y a pasar al menos hora y media investigando lineas de tren conseguimos averiguar qué trenes pasaban por los pueblos a donde necesitábamos ir, y por fin pudimos comprar los billetes. No pudimos ver Bratislava porque tuvimos que partir de inmediato, sólo teníamos dos horarios donde elegir. Ahora quedaba ver cómo resultaba la cosa, que ya de por sí era un nuevo reto.
Enseguida encontramos el primer tren que teníamos que coger, un tren viejo y alto de aquellos larguísimos de época. Buscábamos el vagón de bicis recorriéndonos todo el tren, pero no existía claro. Un chico se asomó a unas de las ventanas del tren y nos soltó varios comentarios en eslovaco riéndose de nosotros… suponemos que el tío pensaba “dónde narices irán éstos extranjeros con las bicis…” El chico se puso a hablar con una revisora que pasaba por el andén y nos indicó que fuéramos al final del tren (o eso le entendimos…). Al llegar al final del tren ya había una bici ocupando la parte final del mismo, pero intentamos aparcar nuestras monturas allí, ante lo cual salió el dueño echando pestes en eslovaco para que no subiéramos en su vagón… otro subnormal, en fin, quiero salir de este país ya!!!!.
Quedando apenas un minuto para la salida del tren optamos por subir a cualquiera de los vagones con bicis y todo. Las acoplamos en la puerta del baño y nos sentamos en una de las cabinas. Eran ya casi las cinco de la tarde cuando sacamos el embutido en el medio del vagón jeje.
El tren hacía millones de paradas, la mayoría de las veces en pequeñas estaciones e incluso apeaderos donde no se veía el cartel del pueblo. Cuando se iban acercando las paradas, eran anunciadas en eslovaco por la megafonía del tren, pero entre que se movía como un garbanzo en la boca de un viejo, que sonaba a chatarra como una feria, y que no entendíamos ni papa por esa megafonía de caca, no sabíamos dónde estábamos. Además, las paradas eran de milisegundos, así que habría que estar atentos.
Menos mal que Ismael sacaba el GPS de vez en cuando para ver el mapa real de por dónde íbamos pasando, si no aún estamos esperando a bajarnos en la parada correcta.
Según la fecha del GPS se acercó a Nôve Zámsky (o algo así), nos preparamos para bajar pitando del tren. Nada más bajar, nos vienen de frente dos policías hablando a voces hacia nosotros… “¿y ahora qué hemos hecho?”; como podemos les entendemos que nos están preguntando que hacia dónde vamos, les pregunto si hablan inglés y dicen que nanai, así que poca ayuda vamos a tener pienso yo… como los indios una vez más les decimos que buscamos el tren a Storovo (o algo así… jeje), y nos indican el andén del intercicy que va a Budapest (y donde no podemos viajar con las bicis como nos pasaba en Bratislava). Yo sin querer sigo hablando en inglés…. Y resulta que de vz en cuando el policía más joven me habla en ingles!!! Pero será capullo!! Si me dijo que no sabía!!.
Al final nos indican el andén del regional que va a Storovo, pero para llegar a él nos tocaba pechada de escaleras con todo al hombro una vez más, bajar a comprobar el andén correcto y volver a subir al mismo. Los polis siguen hablando entre ellos en eslovaco, y entendemos que el viejo le pregunta al joven si nos permiten cruzar las vías para no tener que pegarnos la paliza de escaleras con todo a cuestas… pero el cabrón del poli joven se niega mientras se ríe, y queremos entender que incluso dice “que se jodan” jajaja, ya estamos de malas y nerviosos, y entendemos todo mal sí jeje.
Una vez comprobado el andén correcto, trepamos mogollón de escaleras con toda la carga hasta llegar al tren. Arriba nos encontramos con un revisor viejete y gordo, al que le preguntamos por el tren a Storovo y nos indica que estamos en el sitio correcto señalando el tren que está parado justo enfrente de él…. Entonces… flipamos, el viejo tren consta de máquina y un vagón jajajaa, ¿pero a dónde vamos a ir a parar? Jajaja.
Isma sube al vagón su bici y su carga, mientras yo… lo intento, pero estos trenes son altísimos y llevamos peso, así que casi me caigo para atrás!. Encima el revisor le dice a Ismael que me ayude!!! … y yo me parto, el tío mirando sin hacer por ayudarme y encima échandole la bronca al pobre del Ismaelito jajaja.
Al fin nos sentamos, y pasamos unos cuantos Km en el lentísimo tren de los años pum… vamos, que le faltaba ser de vapor jajaja, de traca.

Photobucket

Ahora sí que sólo para en apeaderos en medio de descampados… se pierden los andenes y las marquesinas… ya sólo se ven un par de raíles en medio de la hierba jajaja. De nuevo tenemos que hacer uso del GPS para saber cuándo nos acercamos a Storovo, pero de momento tenemos pilas y la cosa nos ha funcionado. Abandonamos el tren en la parada correcta, y… tardamos un poquito en averiguar qué dirección seguir ahora… hacia el pueblo y el puente que cruza el Danubio hacia Hungría!!!. No sabemos cuántos Km tenemos hasta el pueblo, pero una vez encontrados y rodando unos 6 Km llegamos sin problemas al mismo por una carretera comarcal. Atravesamos el pueblo por su calle central, y seguidamente encontramos al final del mismo el famoso puente del Danubio!!. Es un puente enorme señalado como frontera entre Eslovaquia y Hungría, y mientras lo atravesamos vemos al fondo y en lo alto de una colina una enorme construcción religiosa, con una cúpula gigantesca. Es la Basílica de Esztergom, donde se bautizó el primer rey de Hungría. El Papa la ha visitado recientemente. La verdad es que impresiona tal construcción en medio de esos pueblicos.
Parece que de momento las indicaciones que nos dió la mujer de información nos están llevando a donde queremos, así que sólo nos queda encontrar la estación de tren de este primer pueblo húngaro y comprar los billetes hasta Budapest.

Photobucket
Photobucket
Photobucket

Para variar, la estación está alejada del centro del pueblo. Entonces nos damos cuenta de que no llevamos dinero cambiado… ni un florín aún, pues pretendíamos cambiar directamente en Budapest al llegar… así que esperemos que se pueda pagar con VISA porque si no…
Esta vez tenemos suerte y podemos comprar los billetes sin problemas. La mujer de la taquilla alucina un poco al vernos, pero hace por entender a Ismael y nos los vende indicándonos la hora a la que pasa y todo, qué gusto que te quieran ayudar por fin!!.
Isma se queda con las ganas de subir la colina para ver más de cerca la Basílica y el casco antiguo, pero yo es que ya sólo puedo pensar en subirme a ese último tren y ver como llego a Budapest sin más dificultades. Aún estoy temblando de lo nerviosa que llevo todo el día, y el cansancio me empieza a pasar factura.
Descansamos un poco sentados en el andén, y pronto vemos que viene un tren nuevecito con su espacio para bicis y donde entendemos lo que dicen por megafonía! Lo traducen incluso a inglés!. Parece que Esztergom es un pueblo importante sí!.
Unas horas más tarde y ya de noche, llegamos a la estación de tren de Budapest Nyugati. Nuestro tren debe estar justo enfrente de la misma… y así era, pero para poder cruzar la gran avenida tuvimos que poner las luces y dar una vuelta de unos dos Km aún. Las calles que no son grandes avenidas están a oscuras, y cuando vemos el edificio del hotel no sabemos si salir corriendo jeje. Menos mal que ya habíamos leído por internet que el aspecto externo del edificio no tiene nada que ver con el interior y la calidad del hotel. Parecía una vieja fábrica con fachadas grises y sucias, y del hotel sólo se veía la puerta con la indicación del mismo, que era el acceso a un hall vigilado con cámara.
La recepción del hotel está en la tercera planta, así que pasados unos minutos Ismael baja ya con la llave de la habitación todo contento. Nos indican que dejemos las bicicletas en el hall, que lo vigilan las 24h con la cámara y no hay problema, pues son ellos mismos los que abren la puerta del hotel.
Subimos… y la habitación está fenomenal, es bastante grande, con todo muy limpio y wifi! Jeje. Por fin dejo de temblar, y estoy agotada, menudo día de aventuras. Ya es tarde y todo es muy oscuro por las calles, así que bajamos a buscar algún sitio para tomar algo pensando en regresar enseguida, darnos una buena ducha y dormir como niños pequeños. En un principio pensábamos que lo más fácil sería volver a la estación, donde habíamos visto algún burguerking. Para cruzar la avenida teníamos que hacer uso de los pasos subterráneos, donde encontramos otros burguerking, tiendas, etc. Cenamos pronto y barato, y regresamos al hotel como teníamos pensado. Mañana sería otro día… ya de relax en nuestra última ciudad a visitar, Budapest, donde pasaríamos dos días.

jueves, 24 de noviembre de 2011

25 de Julio 2011: Viena

Por primera vez en muchos días tenemos un día de descanso, que pretendemos aprovechar para sacarle todo el jugo turístico a la ciudad de Viena; que lo hagamos con o sin la presencia del diluvio universal de nuevo dependerá de la suerte del día…. Y parece que amanece nublado pero hace muy buena temperatura.
Bajamos a desayunar tranquilamente y mientras tanto planeamos nuestra ruta de museos y monumentos a visitar. Caminando llegamos en 10 minutos al palacio Belvedere. Puedes comprar la entrada del Belvedere Alto, el Bajo, o la combinada, pero nosotros optamos por el Alto, donde se encuentra la mayor colección de cuadros de Gustav Klimt, uno de mis pintores favoritos…. Tengo que decir que me llevé un buen chasco, porque de los cuadros más conocidos sólo quedaban allí expuestos un par de ellos, y la mayoría eran de paisajes, etc., pero bueno, el Beso se puede ver en todo su esplendor.
Photobucket
Desde dentro del palacio hay una bonita vista de los jardines y del Palacio Bajo.
PhotobucketHacía bastante viento, pero estaba hasta saliendo el sol, así que cogimos un tranvía y luego un metro hasta el Palacio de Shönbrunn, o Palacio Imperial de verano de los Augsburgo.
A nosotros lo imperial no nos llama mucho la atención, pero estando en Viena estábamos obligados a visitar los Palacios principales, posiblemente sea una ciudad a la que no volveremos, así que… a dejarse las pelas!!.
Hay varios tipos de entrada según la cantidad de salas y jardines que quieras visitar. La entrada más cara incluye también una degustación de Applestrudel, pero nosotros cogimos algo intermedio que nos permitiera visitar el Palacio y los jardines… aunque como veríamos más tarde para pasear por los jardines y llegar hasta la Gloriette no es necesario pagar más dinero… para haberlo sabido!!.
El Palacio no deja de ser un gran palacio imperial más, y para los que conocemos Aranjuez, La Granja de San Ildefonso o el Palacio Real de Madrid no resulta nada nuevo, eso sí, bonito es.
Salimos y nos paseamos un buen rato por los jardines aprovechando el poco sol que está haciendo acto de presencia en este viaje.

PhotobucketSubimos a la Gloriette y hacemos unas cuantas fotos paisajísticas aprovechando la perspectiva.
Photobucket
Photobucket Con la tontería nos ha dado la hora de comer, así que nos acoplamos en un banco al solete y sacamos nuestros bocatas. Después, empezamos a darnos cuenta de que estamos cansados y nos está entrando sueño… así que comenzamos a movernos en cuanto podemos.

Otro metro y tranvía nos cruza media ciudad para dejarnos cerca de las Hunterwasser, unas casas o mejor dicho, un edificio de apartamentos con un diseño muy particular de este arquitecto, donde destacan las formas redondas y el colorido por encima de todo. La zona resulta atractiva, y entramos en una pequeña galería comercial situada justo enfrente y que tiene el mismo diseño. Hay tiendas para comprar recuerdos, una cafetería y unos baños inspirados en la época art decó.
Photobucket
PhotobucketDespués del tour cultural nos entra mucho sueño, así que aprovechando que estamos de descanso nos vamos para el hotel a dormir la siesta a pierna suelta.
Cuando nos despertamos ya queda poca luz, así que tras una buena duchita nos volvemos a ir caminando al centro a pasear un rato y buscar un sitio para cenar.
Básicamente ya hemos visto casi todo, así que con la panza feliz nos volvemos a dormir y descansar hasta el día siguiente.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

24 Julio 2011: De Tulln a Viena, 40 Km

Hoy hemos dormido un poco más de lo habitual. El cielo está plomizo y a veces chispea pero parece que nos respeta. Desayunamos bien y tranquilamente gracias al super una vez más, recogemos todo, y sobre las 10h ya estamos dando pedales. 
Hoy nos toca etapa cortita, unos 40Km, que nos vamos a ventilar en unas dos horas. Queremos llegar pronto a Viena para poder aprovechar el día en hacer turismo, que ya tenemos ganas de aparcar la bici por un día.

Hoy no nos llueve, pero hace algo más de fresquete y a ratos vamos en manga larga. El tramo que nos queda es de carril asfaltado junto al Danubio una vez más, un poco petardillo, pero bueno.

Photobucket
El único pueblo de interés que nos encontramos es Klostenrneuburg, ya a pocos Km de la meta.

Photobucket
Sobre las 12h llegamos a las afueras de la enorme ciudad de Viena, donde se encuentran los embarcaderos de los ferries, etc. A partir de allí comienzan a salir ramales de carriles bici en todas direcciones, y observamos que nos vamos metiendo en el caos que conllevan las grandes ciudades.
Gracias al GPS seguimos el carril adecuado, que sorprendentemente tiene una infraestructura de la leche, yendo por debajo de una maraña de autovías junto al río.
Pasamos por delante de la torre de comunicaciones y de un edificio modernista, ambas cosas diseñadas por el famoso arquitecto Hundertwasser, cómo me gustan esas formas y  ese colorido que le caracteriza!!.

Photobucket
Unos Km más adelante aparecemos en el Ring, la famosa avenida principal de Viena, donde se encuentran la mayoría de los edificios importante. Rodar por las calles entre coches y tranvías nos resulta un poco intranquilo, pero ya nos queda poco para aparcar la bici hasta dentro de dos días. Llegamos a todo el meollo imperial, ya se ve que hay mucho turista jeje.

Photobucket
Tras cruzar Karlsplatz continuamos un poco más adelante hasta Operngasse, la calle de nuestro hotel, el cómodo, funcional, céntrico y económico “Allyouneed”.
Como hemos llegado muy pronto no podemos hacer el chek-in, pero nos guardan las bicis y el equipaje sin ningún tipo de impedimento, nos cambiamos, y nos disponemos a caminar unas horitas hasta que podamos entrar en la habitación, a partir de las 15h.

Lo primero que hacemos es pasar por la Iglesia de Carlos Borromeo y por su plaza, que bien se merecen unas fotitos.

Photobucket
Desde allí seguimos andando hasta el centro, que nos queda a unos 15min, y enseguida llegamos a Michaelerplatz y su edificio del sobrio Adolf Loos, arquitecto que rompió con el estilo imperial del resto de los edificios de Viena.

Photobucket

Cerca queda la preciosa Catedral de Viena, una joyita por la que no cobran entrar salvo que quieras subir a la torre o entrar en catacumbas y tesoro. La torre está en restauración llena de andamios, así que pasamos de pagar.


Photobucket
Photobucket
Photobucket
Nuestra ruta pedestre turística continúa por las calles adyacentes, entrando en la iglesia de San Pedro, pequeña pero con una cúpula espectacular.

Photobucket
El paseo nos lleva hasta Hofburg, el Palacio Imperial de Invierno de los Augsburgo, donde se encuentran entre otras cosas el Museo Sisí y la Escuela Ecuestre Española de los caballos lipizanos, cuyo espectáculo me quedé con ganas de ver, debido al agujero en mis finanzas y a nuestro ajustado presupuesto vacacional.

Photobucket
Entramos en el Museo Sisí y el Palacio, nos soplaron como 10 euros. Pudimos ver muchas de las estancias imperiales, los espectaculares vestidos, joyas, vajillas… de la aclamadísima Sisí emperatriz, todo muy bonito y bien explicado gracias a la audioguía que nos dieron gratuitamente con la entrada. La visita se lleva un buen rato.
Salimos por uno de los jardines imperiales, y escuchamos mucho jaleo, como un desfile o una manifestación, y así era, no sé qué decían pero era un grupo numeroso de turcos con sus banderas cantando cosas (debe ser el día de Turquía o algo, porque siempre nos encontramos lo mismo en las vacaciones de julio…).


Photobucket
A lo lejos vemos el ayuntamiento, la Iglesia Votiva… pero ya tenemos hambre y ganas de descansar un rato en la habitación jeje.
Regresamos a patita hasta el hotel, procedemos al chek-in y por fin nos asentamos en la habitación, espaciosa, de muebles funcionales, con su baño y armario en condiciones, y una enorme pantalla plana que hasta pilla telemadrid!.

Photobucket
Aprovechamos el descanso para darnos una buena duchita, llenar la panza y echarnos la siesta, que falta nos hacía entre los pedales y la caminata matutina.

La tarde aparece funesta, el cielo negro, mucho viento… y llueve! Qué raro! Jeje. Algo desanimados salimos a dar otro paseo, eso sí, abrigadillos y con impermeables. Llevamos paragüas, pero resulta un cacharro inútil con ese viento, no hay quien lo mantenga abierto. De nuevo llegamos hasta el centro, pasando por los alrededores de la Ópera (otra cosa que no nos pudimos permitir pero que tiene que estar muy bien) y del hotel-cafetería Saacher, donde hacen esa tarta tan rica y famosa. Paseamos por delante de teatros, museos, plazas muy ornamentadas, iglesias… todo es imperial en Viena, no se puede definir de otra manera. A nosotros no nos llama demasiado la atención, porque estamos acostumbrados a ese estilo en Madrid, así que tampoco nos está entusiasmando la ciudad, pero bueno, merece la pena conocerla por su grandiosidad y su historia.

Al oscurecer el paseo se vuelve insufrible, ya llevamos las piernas de los pantalones caladas, hay 13º y sigue bajando la temperatura, y un viento que molesta bastante. Un macdonalds se convierte en nuestra mejor opción, estamos de mala leche con el tiempo, cansados de tanto caminar y hambrientos, así que a las 20h ya estamos cenando y pensando en descansar en el hotel hasta el día siguiente. Un paseo nocturno no es nada apetecible en esas circunstancias, en fin.

Photobucket
Andandito de nuevo nos volvemos al hotel. Pasamos un rato en el salón común (Ikea style), donde hay folletos turísticos y wifi, así que aprovechamos y ponemos al día el facebook además de dar noticias a los papis.

Ya en la habitación planeamos el recorrido turístico del día siguiente, nuestro “supuesto” día de descanso jeje, porque en realidad sólo dejamos la bici, y nos seguimos metiendo una paliza de andar como de costumbre jeje. Marcamos en el recorrido los palacios del Belvedere y el Palacio Imperial de Verano, el Schönnbrunn. Para intentar que el día no sea tan cansado decidimos comprar un ticket de un día para poder viajar en el transporte público, no es demasiado caro y se le saca partido rápido en una ciudad tan grande… y si no ya veréis la crónica siguiente jeje.

domingo, 18 de septiembre de 2011

23 Julio 2011: Melk – Tulln, 97 Km

Hemos descansado muy bien, y nos levantamos muy pronto y con ánimo, aunque temiendo por la etapa larga que nos toca hoy…. Más que por las piernas es por el culo!, y es que después de 8 días de rodar sin día de descanso ya parecemos monitos a pesar de la pomadita.

Somos de los primeros en bajar a la cafetería a desayunar, nos sentamos en una sala donde nos acompaña un billar antiguo. Toda la cafetería sigue decorada como en los años 40, tiene su encanto. En el precio de la habitación, unos 60 euros creo recordar por los dos, nos incluye también el desayuno. Nos sirven de todo, tostadas, embutido, mantequilla y mermelada… y un riquísimo cafelatte tamaño caso de sidra uhmmm. Ni cortos ni perezosos nos metemos todo lo que podemos para el cuerpo, y queda algo de pan, nada más jeje. Cuando viajamos con las bicis preferimos desayunar a tope, picotear algo para comer y luego cenar como señores, así que había que aprovechar jeje.


Sobre las 8:30-9h ya estábamos en la calle con las bicis preparadas. El cielo es algo plomizo, pero no llueve y hace buena temperatura.


Retomamos el carril del Danubio, y a los pocos Km lo cruzamos dirección Emmersdorf. Allí comienza el valle del Wachau, patrimonio de la Humanidad. Es un territorio famoso por la riqueza de sus viñedos y cultivos en terraza, y sobre todo por tener una de las mejores clases de vino blanco de Europa, según cuentan los entendidos, porque yo ni papa.


En esta etapa atravesamos varios pueblos, todos muy pintorescos. A unos 20Km encontramos Spitz y Willendorf, famoso por su encontrada Venus ancenstral, a cuya réplica nos acercamos a saludar.

Photobucket  

Rodando rodando nos topamos con muchos cultivos de albaricoque, y se nos hace la boca agua con la pinta que tienen. Muchos cuelgan de las ramas de los árboles y se meten en nuestro camino… así que alguno que otro nos metemos en el bolsillo!, y qué ricos por Dios!!!, no entiendo por qué venden fruta tan mala en los supermercados si tienen estos frutos tan deliciosos por aquí!.


Photobucket
Después de una subida pesadilla pero corta llegamos al bonito pueblo medieval de  Durstein, que bien merece la visita. Pasamos por una calle empedrada repleta de pequeñas tiendas con productos típicos de la zona, una delicia de lugar.

Photobucket
Photobucket
Dejando éste último pueblo seguimos la ruta, que va rodeada de los viñedos en terraza por ambos lados.

Photobucket
Las nubes se vuelven a cerrar, nos ponemos los chubasqueros y… a calarseeee!!!
  Jajaja. Al menos era lluvia fina, y duró un rato.


Sobre las 12h llegamos a los pueblos de Stein y krems. Nos apartamos de la ruta para visitarlo, es uno de los pueblos más grandes de la zona, muy comercial.

Photobucket
Photobucket

Desde krems se puede seguir el carril del Danubio por ambas orillas, pero la norte sólo llega hasta la presa de Altenworth y luego te obliga a cruzar.


Los siguientes 30Km los recuerdo un coñazo tremendo. Todo el rato se va paralelo al río sin nada alrededor, bueno sí, muchos mosquitos agg. Además, creo que en esos Km sólo dimos dos pequeñas curvas, era una recta casi infinita, así que pusimos el chip carretero y a coger velocidad.

Photobucket

La etapa de hoy nos estaba sorprendiendo, justo hasta el punto aburrido nos habíamos zampado unos 40Km casi sin enterarnos, muy entretenidos viendo pueblos y viñedos, pero nos esperaba un rollo patatero prácticamente hasta Tulln.


Lo único que encontramos en los 30Km de recta fue un restaurante con jardines, donde nos paramos por puro aburrimiento a tomarnos unas galletas con chocolate.
En todo el rato no nos habíamos encontrado a nadie, pero estando allí parados nos pasó una pareja en bici. Jeje, ya teníamos otros autos locos con los que picarnos para entretenernos, pero nos duraron poco jajaja. Unos Km más tarde les pegamos una pasada que les levantamos las pegatinas, y la tía, asiática, nos puso una cara de mala leche que ni os cuento; se picó vamos. Al rato yo me paré a evacuar líquido, y nos cogieron ellos, que nos pasaron y volvieron a mirar por encima del hombro… la habían cagado, menuda pasada que les íbamos a volver a pegar en cuanto vaciara mi vejiga! Jajaja., había que entretenerse de alguna manera no?.


Dejamos la recta infinita y nos adentramos en una zona boscosa con casas.  Enseguida Ismael me dice “vete poniéndote el chubasquero que va a caer…”, por un momento dudo, pero el cielo se está poniendo negro de nuevo, así que paro a cubrirme y… casi no me da tiempo!, Isma grita “al techado!!”, y nos lanzamos los dos con las bicis a resguardarnos bajo una cubierta que sobresale de una de las casas. Nos pegamos bien a la puerta del garaje, y durante unos 10 minutos vemos diluviar con fuerza. El chaparrón deja dos dedos de agua en el suelo, pero al menos luego para y nos deja continuar, aunque temiendo porque en cualquier momento nos podía volver a tocar la calada, menuda lotería!, que te mojes o no depende de segundos!!.


Abandonamos las casas y seguimos por caminos entre descampados, allí sí que ya no había sitio para resguardarnos ante otro aguacero, así que nos dedicamos a cruzar los dedos jeje. A lo lejos queda ya Tulln, y encima está la nube más negra de la zona descargando, así que los últimos Km los hacemos despacito tratando de que llegemos allí cuando la tormenta haya pasado… y lo logramos!.
Pocos Km después de pasar Tulln y junto al carril encontramos el camping que buscábamos, un pedazo de camping, menuda extension!. Parece que hemos llegado los primeros otra vez, y plantamos la tienda en el mejor sitio, cerca de los baños, duchas, etc., y junto a una mesa de madera con bancos estupenda; esta vez sí que nos hacemos con ella!!.


Photobucket

Mientras acampamos llega un tío con una caravana a la parcela de enfrente, y por poco derriba dos árboles por querer meterla en un sitio pequeño, qué bruto!. Al final logra colocar donde quiere la caravana gracias al motorcillo, pero su torpeza nos entretuvo un rato jeje. 
A mi lo que más me llamó la atención es un pedazo San Bernardo precioso que viajaba con ellos, qué bonachón el tío!, todo tranquilito y aburrido allí tumbado en el césped. Cuánto me acordaba de mi Frodo!!!, lo echaba tanto de menos… ains. Además, por el Tirol nos habíamos encontrado con mogollón de Golden, todos tan bien educaditos… (intuimos que es algo obligatorio en Austria, porque no es normal!).


Ya duchaditos nos fuimos a ver Tulln, que tampoco tiene mucho que ver en realidad, pero de paso entramos en un super para recuperar víveres y comprarnos un helado, que había antojo ;)

Photobucket
Atardeciendo nos volvimos al camping para hacer la cena y… ¿a que no sabéis qué pasó?... que empezó a llover!!! No me lo podía creer!!!. Total, hicimos un poco de tiempo y escampó algo, aunque terminamos sentándonos sobre los impermeables en los bancos de madera para poder hacer la cena y comer, eso sí, uno de nosotros tuvo que sujetar el paraguas mientras tanto… no comment, menos mal que al final paró un poco y nos dejó terminar.

Mientras preparábamos la cena acampó cerca de nosotros un matrimonio que también viajaba en bici con un niño de unos 4-5 años. Nos quedamos alucinados cuando vemos que montan una tienda túnel enorme y empiezan a sacar cacharros de las alforjas… ¡pero cómo llevan todo eso!!!, es alucinante lo que hace la gente, y sobre todo cómo lo llevan!! Increible. Poco a poco nos quieren ocupar nuestra mesa, expandiéndose como si fueran 6, y les dejamos porque ya casi habíamos acabado que si no… hay tortas por la mesa!!.

Con chirimiri nos fuimos a la cama, deseando que parara de llover una vez más, aunque ya no nos preocupaba tanto porque al día siguiente llegábamos a Viena, donde teníamos dos noches de hotel reservadas y donde pasaríamos nuestro primer día de descanso!!!.

22 Julio 2011: Grein – Melk, unos 52Km

Nos despertamos y… llueve!, finito pero llueve un día más. Empezamos a recoger como de costumbre, llevándonos el equipaje a lugar seco y desmontando la tienda desde dentro. Desayunamos bajo el techado del edificio de los servicios comunes y acoplamos las cosas a la bici seguidamente.

Photobucket
Al salir del camping nos encontramos con una cola enorme de cicloturistas que están esperando a subir al transbordador que les cruce el Danubio para seguir la ruta por la otra orilla. Nos encontramos en la situación de esperar hasta que entremos en el siguiente barquito o volver contra sentido unos 2Km para cruzar a la otra orilla por un puente. Nosotros optamos por la opción “sin barco”, sólo íbamos a perder 4 Km respecto al resto del pelotón, así que…


Photobucket
Esta zona nos vuelve a sorprender bastante, es muy montañosa y el río hace varias curvas, de manera que la senda ciclista serpentea entre bosques preciosos siempre cerca del río.
Hoy tenemos viento a favor, y aunque llueve fino la temperatura es muy buena, así que pronto nos desarropamos y ponemos el turbo. Más adelante nos encontramos con el resto de cicloviajeros, y comenzamos los relevos de los autos locos una vez más; es gracioso, les pasamos como una exhalación, pero cuando paramos a quitarnos el chubasquero o a mear nos pasan otros, y cuando ellos se paran les volvemos a pasar nosotros, es la risa, y todos debemos pensar lo mismo porque sonreimos al encontrarnos jeje.

 La ruta del Danubio se puede seguir por los dos márgenes del río según  los pueblos que quieras visitar……. O según quieras esquivar a la lluvia jeje. Nosotros, a la altura de Ybbs, nos metimos “por to lo malo”, dejando Persenburg y el sol en la otra orilla.
Vamos atravesando el pueblo y justo en una parte donde no podíamos resguardarnos nos empezó a caer el diluvio universal, vaya calada!!. Menos mal que no nos cayó a nosotros solos; justo delante nuestra iba un matrimonio con una niña de unos 7 años a la que por detrás y montada en su bici yo sólo alcanzaba a verle una coleta rubia entre dos alforjas como dos castillos, alucinante ver cómo una niña tan pequeña, y que apenas es capaz de manejar una bici que la supera en tamaño, rutea a 20km/h sin demasiado esfuerzo cargando con las alforjas llenas… a estos alemanes les ponen a tirar de la bici casi a la vez que aprenden a andar no me digas!!, no me extraña que cuando sean mayores lleven toda la casa a cuestas!.


Photobucket
Photobucket
 Calados como sopas dejamos atrás las nubes y nos disponemos a secarnos con el viento. Menos mal que al menos no hace nada de frío y que las ortlieb son cojonudas! Totalmente estancas, un gusto.
Poco nos duró el secado rápido, porque unos Km más adelante me empiezan a caer gotas y le digo a Ismael: “Tira que me voy a poner la capucha y ahora te pillo”… y no me dió ni tiempo a ponerme la capucha! Menudo chaparrón de nuevo!!!. Mientras me termino de poner el chubasquero me pasa un pelotón de alforjeros, y al dar una curva me veo que Ismael se ha parado bajo un puente estrecho y altísimo, que resultó ser como un carril de vagonetas de una fábrica, el iluso se ha parado ahí intentando resguardarse… 
Mientras me acerco veo que todo el mundo le intenta imitar, y se ponen en fila india… y yo pienso: “¿qué coño hacen todos ahí si con el viento lateral que hace se están calando igual? Peeeroooo… ¿por qué no avanza nadie hasta el techado de aquella gasolinera que está a 100m?” jajaja, imaginaos las caras cuando les rebaso y me voy directa a la gasolinera a resguardarme… todos detrás de mi! Jajajaja, aún me estoy riendo de recordarlo!.
En fin, después de pasar un rato al resguardo secándonos, hacemos la foto tonta de rigor para el recuerdo, y esperamos a que llueva menos para continuar. 
En breve seguimos el camino, y aunque el cielo amenaza con regalarnos otra calada, la 
conseguimos evitar.


Cerca de Melk el Danubio ya vuelve a ser muy ancho, y se empiezan a ver grandes embarcaderos donde paran los cruceros. Al llegar vemos que no hay camping en sí, sino pequeñas zonas de acampada. Estamos hoy un poco hartos de mojarnos y es pronto, más o menos las 13h, así que visitamos Melk y nos pensamos si continuar unos Km más o hacer noche en cualquier hotelillo, que hay muchos.


El pueblo de Melk es pequeño, aunque tiene su encanto, pero lo má destacado es que tiene una abadía impresionante sobre la colina que tiene casi la misma longitud que el pueblo.

Photobucket
Photobucket
Nos acercamos a la oficina de turismo, donde nos dan una lista de los alojamientos con sus respectivos precios, vemos que son asequibles y creemos que la abadía va a merecer la pena, así que nos quedamos en Melk. Nos ha llamado la atención el hotel Café Central, que está en la entrada de la calle principal. Buscamos la recepción del hotel, pero sólo vemos la cafetería en sí. De buenas a primeras sale una de las camareras interesándose por lo que buscábamos, y en efecto, no hay recepción del hotel, te abren la habitación ellas mismas! Jeje. En esos momentos Ismael y yo nos miramos con cara de pensar… a ver dónde coño nos estamos metiendo… pero nos ofrecen ver la habitación y que decidamos. Atravesamos un pasillo que separa la cocina de la cafetería-restaurante, y subimos a la primera planta. La habitación está muy bien, muy limpia, con su baño en condiciones… así que nos la quedamos.
Guardamos las bicis en el pequeño patio de la cocina, subimos a ducharnos, cambiarnos y picotear algo. Aprovechamos para montar un tenderete en el baño y secar la tienda, hacer la colada, etc., y justo después nos vamos caminando hacia la abadía.


Photobucket
Photobucket
Los edificos por si mismos son grandiosos, y en algunas de las salas que se pueden visitar, de ambiente bastante moderno por cierto, están expuestas algunas reliquias religiosas, pero lo más destacado de la abadía es su enorme e impresionante biblioteca. En ella se inspiró Umberto Eco al escribir “El nombre de la rosa”, y no nos extraña para nada, es toda una obra de arte que aún es usada por los abades que viven allí.

Photobucket

La iglesia también es preciosa y está muy bien cuidada, además, hacía pocos días habían colocado colgando de los techos unas coronas enormes de orquídeas de mil tipos para celebrar la festividad de San Pedro. Toda la iglesia olía que daba gusto.

Photobucket
 El ticket de la abadía también nos daba acceso a los jardines, de tipo imperial, supercuidados, con sus fuentes, etc. Incluso tienen un bosque enorme al final con múltiples especies cuyo final no pudimos ni intuir.

Photobucket
 La visita se ha llevado su tiempo, pero ha sido muy agradable y nos dejará un buen recuerdo de Melk sin duda.


Mientras bajamos de nuevo al centro del pueblo nos cae de nuevo lluvia fina, aquí el tiempo no se aclara, es un lío, quitándote y poniéndote ropa todo el rato,  no sabes si abrir o no el paraguas… Encontramos un spar enorme cerca de la oficina de turismo y entramos a comprar provisiones para cenar y desayunar con nuestro hornillo.

Photobucket
Tras un último paseo a pie por las calles empedradas de Melk nos metemos en la habitación, y vamos pensando en cenar, que hay hambre. Desde luego nos hemos acostumbrado muy bien a los horarios europeos jeje. 

Después de recoger todo lo que teníamos tendido, que ya estaba sequito, sacamos los cacerolos para hacer la cena y… ostiá! Las cerillas!, Ismael se las había guardado en un bolsillo del pantalón cuando recogió esta mañana, y después de los aguaceros que nos habían caído ni os cuento cómo estaban las cerillas… Isma probó una por una rezando porque alguna estuviera seca, pero no hubo manera. Además, ya habían cerrado el supermercado, así que tenía que encender alguna como fuera!!. Al final recordó haber visto una suelta en el rackpack donde lleva las cosas de comer, y milagro!! Prendió!! Y pudimos hacer la cena jeje.
Con la barriga llena estuvimos un rato tumbados en la cama leyendo hasta que se nos cerraron los ojos, Ismael su libro con el que llevaba cargando todo el viaje, y yo la guía del Danubio, que me explicaba lo que íbamos a ver en los siguientes días… y… hasta el día siguiente! Qué bien se duerme después de unos cuantos Km en bici oiga!!.