martes, 23 de agosto de 2011

15 Julio 2011: Madrid-Verona + tren a Innsbruck





Tras haber medio desmontado las bicis y protegido en la medida de lo posible todas las “partes nobles”, nos dejan en el aeropuerto de Barajas con la caja de la bici + una las alforjas + medio queso semicurado + un salchichón, y demás enseres que no se podían llevar de equipaje de mano. Facturamos sin problemas y … cogemos el vuelo de ryanair a Verona… una hora más tarde!! (empezamos bien…).
Aterrizamos, recogemos la caja de las bicis y salimos a la terminal para empezar a montarlas. Imagináos el corte que me daba sacar el queso y el salchichón… con eeeeseee olor a pueeeebloooo… cual Alfredo Landa por tierras manchegas!! Jajaja.
Desparramamos todas las cosas por los suelos y nos pusimos manos a la obra. Un señor muy trajeado que estaba esperando a alguien se ofreció a ayudarnos, y el pobre se encargaba de sujetarnos las bicis mientras las ajustábamos, qué majico el!.
Al final, ya de noche, conseguimos salir del aeropuerto equipados y con las luces puestas. Teníamos unos 10Km hasta el centro de Verona. Ismael tenía previsto cruzar la autovía por un puente que resultó estar en obras y cortado, así que tras dar alguna que otra vuelta absurda buscando la manera de evitar la autovía , conseguimos pasar por una camino entre fábricas bastante escondido que nos llevaría a una carretera local sin demasiado tráfico (menos mal!).
Nos dirijimos a la estación de ferrocarril primeramente para imprimir en la máquina los billetes del tren a Innsbruck que habíamos comprado por internet, y para comprar los de las bicis, pero cuando llegamos a las 21h estaba todo chapado y nos fue imposible (ya empezamos con las dificultades…). Subimos a los andenes y consigo hablar con una revisora sobre si podíamos subir al tren y pagar los billetes de las bicis una vez dentro. Me comenta que si no hay problemas de espacio en el vagón de bicis no hay problema en pagar arriba.
Nos contentamos pensando que íbamos a ser los únicos en coger un tren de madrugada hacia Innsbruck con bicis, así que como todavía teníamos unas horas por delante hasta que saliera el tren, decidimos ir al centro a visitar una preciosa Verona nocturna y cenar en una de las pizzerías frente al Coliseo.

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Con la barriga llena y la ilusión de estar ya de vacaciones de verdad, volvimos a la estación del tren a las 00:30, pues nuestro transporte salía en teoría a las 01:05h. Cuando subimos al andén con todo a cuestas por las escaleras, se nos cayó el alma a los pies… había por lo menos 16 alemanes con sus respectivas bicis + billetes esperando el mismo tren que nosotros, más otros tantos que estaban en la misma situación que nosotros, con la esperanza de poder viajar.
Al rato de estar esperando, se para un tren averiado en el andén de al lado y empiezan a bajar un montón de aventureros de interrail con sus almohadas y sacos de dormir arrastrando… parecían un poco perroflautas (sin ánimo de ofender a nadie eh?), con sus rastras, descalzos…
Al final, el tren apareció hora y media más tarde, a las 02:20h. En cuanto paró comenzó la lucha por una plaza para la bici jajaja, y al final pudimos entrar. Cuando nos queremos dar cuenta hay un montón de gente sentándose y tumbándose en el mismo vagón de las bicis y pensamos “qué rarooo no?”, pero claro, si véis cómo estaba el tren… imaginaos el típico tren de la India antiguo repleto de gente, unos encima de otros, etc. Intentamos asomarnos a nuestro compartimento pues teníamos dos asientos reservados, pero nos encontramos que huele fatal, está todo cerrado y hace mucho calor, hay gente durmiendo medio en pelotas por los asientos, tumbados debajo de éstos, en el pasillo… en dos palabras: in-creible
Por el pasillo teníamos que ir sorteando gente durmiendo por los pasillos, en el baño… de verdad que nos pareció tercermundista, y encima te soplan 36 euros por persona + 12 por bici!!. Total, que al final optamos por dormir en el suelo entre las bicis que era el único trozo de suelo que quedaba libre!!!... y bueno, dormir poco, entre el tren-tartana que iba a toda leche, el ruido, la incomodidad y que luego hacía fresquete… menuda noche toledana, de traca oiga!!.
Sobre las 5:30 llegamos a Innsbruck, a 7º!. Menuda rasca!. Nos pusimos toda la ropa que pudimos y recorrimos la ciudad, a esas horas completamente desierta. El casco antiguo es muy bonito, una pena que el sol aún no reflejara sobre el “tejadillo de oro”. La capital del Tirol tiene su encanto, enclavada en medio de los Alpes  junto al Rhin.
Aquí finalizo el primer día, a pesar de haber contado ya la madrugada del día 16. En la próxima publicación hablaré de la ruta entre Innsbruck y el camping del primer lago, ya sobre la bici ;)

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domingo, 21 de agosto de 2011

VIAJE CICLOTURISTA TIROL-DANUBIO 2011. PRÓLOGO.

Tras un par de meses preparando la nueva aventura por fin nos ponemos en marcha. Como veréis, si no os hartáis de leer, el viaje ha sido genial, y las experiencias inolvidables, las buenas, y las regulares jeje. Espero transmitir de la mejor manera posible todo lo que he sentido y vivido.
Un saludo, y gracias por visitar mi blog.
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En un principio nos planteamos continuar la ruta del Danubio desde el punto donde lo dejamos, pero dado que el verano pasado se nos hicieron un poco plomo algunas de las etapas, y que volar a aeropuertos cercanos nos resultaba económicamente imposible, había que buscar alguna combinación de sitios atractivos factible y rentable. Pensé entonces en el Tirol y en una posible conexión con el Danubio.
Siempre quise visitar el Tirol, supongo que Mozart, los prados verdes, los lagos cristalinos, los Alpes, y en parte Sonrisas y Lágrimas tenían la culpa. No se me habría ocurrido nunca que fuera posible hacer una travesía en bici visitando esos lugares de ensueño de una manera tan cómoda, pero ahí estaban los austriacos con su amor por la naturaleza, el deporte, el civismo y su renta per cápita para hacerlo posible ;)
Después de encontrar múltiples rutas combinables y atractivas por toda Austria nos quedaba lo más difícil, encontrar un vuelo que nos pudiéramos permitir… cosa a la seguíamos sin ver solución.
Fortuitamente, leyendo información de esos lugares tan maravillosos con los que soñaba visitar, encontré una posible combinación de transporte desde Verona (Italia), y recordé que Ryanair volaba allí, así que era nuestra única esperanza para realizar el viaje, y… bingo! Vuelo a 36 euros!
Desde Verona, encontré un tren que en 3,5h nos dejaría en Innsbruck por un módico precio (módico porque aún sumándolo con el vuelo nos contaría mucho más barato que el vuelo directo a Austria claro, porque luego resultó ser un timo como explicaré más adelante). Era el único tren donde nos permitirían llevar las bicis, y aunque no nos dejaron reservar sitio para ellas desde España y los horarios nos exigirían empalmar sin dormir dos días, era la mejor opción. A liarse la manta a la cabeza!!!
Ismael,gracias a sus mapas, a su gps y a san Google Earth, consiguió planear la ruta por el Tirol y unirla con el Danubio de esta manera, teniendo en cuenta los días limitados con los que contábamos para ello y el presupuesto que barajábamos:
Vuelo de Madrid a Verona + tren a Innsbruck – Camping junto a lago (lo siento, el nombre del pueblo más cercano no lo recordamos…) – Camping en lago Walchsee- Salzburgo- Attersee- Lambach + tren a Linz- Grein- Melk- Tulln – Viena- Bratislava + tren a Budapest.
Toooomaaa!!! además del Tirol vamos a visitar mogollón de sitios que teníamos pendientes, como Viena y Budapest! La cosa pintó estupenda verdad?.
Lo malo… era elegir los sitios donde hacer los días de descanso!. Al final optamos por descansar un día en Viena y dos en Budapest, casi al final de la travesía. La otra opción era un día en Salzburgo, que hubiera estado perfecto, pero no teníamos más días para abarcar todo!.

viernes, 19 de agosto de 2011

29 Julio 2010: Passau-Madrid

En resumen:

5:45h: suena el despertador

6:15h: preparamos las bicis con las alforjas, etc. todo cargado.

6:30h: atracamos el magnífico buffet del desayuno y nos guardamos un par de bocatas para la comida a base de salchichas, beicon y queso. Ni que decir que casi reventamos, pero qué bueno todo!!!.... y claro, luego yo casi vomito con tantas prisas!, salimos rodando a toda castaña hacia la estación.

7:18h: estamos subidos al tren camino del aeropuerto de Stuttgart vía Nuremberg.

9:15h: Llegamos a Nuremberg. Diluvia como no he visto nunca. Buscamos el puñetero andén 10 que resulta que no existe, y al final donde tenemos que ir es al 15… En estas estaciones nos toca porteo de bicis, porque hay unos carrilitos para subirlas y bajarlas en las escaleras pero con las alforjas no caben.

9:45h: en teoría cogemos el tren a Stuttgart, pero va con media hora de retraso al menos; luego resulta ser un poco más.

12:45h: bajamos del tren de Stuttgart y nos subimos al metro S3 en dirección al aeropuerto. Ponen carteles de prohibido bicis, pero nos hacemos los tontos y las subimos. Al fin y al cabo nosotros llevamos los billetes comprados para nosotros y las bicis hasta el aeropuerto, no hasta el centro de Stuttgart.

13:15h: llegamos al aeropuerto. Casi me caigo con la bici cargada por las escaleras mecánicas… no comment. Preguntamos por las cajas para la bici, pero no saben ni qué es eso. Nos remiten al embalaje de plástico que protege las maletas… así que sacamos el plástico de bolas y el de envolver alimentos, desmontamos las bicis (pedales hacia dentro, manillar paralelo al cuadro, una rueda a cada lado del cuadro intentando proteger los discos, piñón, platos…,, cambio suelto y pegado por dentro del cuadro con cinta de embalar, protegemos lo más sensible mejor, todo como podemos y queda un fantástico paquetito. Nos las facturan por la cinta de equipaje especial para coger el vuelo con germanwings a las 17:20h, y llegan a Madrid a eso de las 20h sanas y salvas!, todo perfecto… bueno, salvo que me mareé un poco en el avión gracias a las maniobras de aterrizaje jeje, y que estaba agotada de tanto viaje.

FIN

28 Julio 2010: DEGGENDORF-PASSAU: 60 Km

Dado que pasamos mala noche con los ruiditos, volvimos a madrugar. Desayunamos en el hotel a base de pan, nutella, zumos, etc., recogimos, y nos pusimos en marcha. El día estaba bastante nublado pero no llovía al menos.
Ciclé esos últimos 60 Km sin ganas de rodar, únicamente de llegar a destino, y a pesar de que fueron poquitos en comparación con el resto de etapas, se me hicieron muy pesados y en general un poco aburridos. Rodamos rápido, cada día más jeje, e incluso cruzamos de un lado a otro del Danubio con un transbordador para seguir los carriles bici.

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Sobre las 12h llegamos a Passau.
Preguntamos en la oficina de turismo por tiendas de bici para pedir las cajas de cartón para facturar las bicis en el aeropuerto de Stuttgart, pero no creais que nos ayudaron mucho. La mujer dudaba que nos pudieran ayudar en las tiendas, pero nos remitió a una “agencia” que se encarga de trasladar equipaje y bicis en cualquier punto del Danubio a ver si allí sabían qué hacer. Tampoco nos ofrecieron soluciones. Un poco desesperados nos fuimos ya al hotel que estaba al ladito, y después a seguir buscando soluciones para embalar las bicis al día siguiente.
El hotel Passauer Wolf está situado en pleno casco histórico, una gozada.

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Ismael ha tenido un ojo estupendo para darnos el capricho del último día. Es un hotel precioso y la recepcionista es muy maja; ofrece una copa de bienvenida y todo. Aparcamos las bicis en el garaje y subimos a la habitación para dejar los trastos y darnos la ansiada ducha diaria. Nos comimos unos bocatas, y… ¿qué pasó a la hora de la siesta???... que llovía!!!! Jajaja, qué novedad, lo bueno es que al menos siempre era a la misma hora y luego paraba para poder salir a pasear.
Tras la siesta de turno que nos pegamos gracias a la lluvia, salimos a descubrir la ciudad, y a seguir buscando material para proteger las bicis. Preguntamos en un par de tiendas de bici por las cajas, pero nos ponían una cara de sorpresa cuando les explicábamos lo que buscábamos…
Al final nos fue imposible encontrar ni caja ni cartones, esta gente recicla tanto y está todo tan limpio que es imposible siquiera averiguar dónde tienen los contenedores de papel!!!. Los centros comerciales que encontramos no tienen trasera, deben de tener la basura, etc. en los sótanos… Tampoco encontramos supermercados… qué cosa más rara, lo mismo están en las afueras como en la mayoría de los sitios… pero al final encontramos una droguería-perfumería Müller cerca del hotel donde curiosamente también venden bebidas y cosas típicas de supermercado. De repente encontramos dos rollos de plástico de burbujas!!!!, de 5 m cada uno, pero algo es algo!!; eso, y unos rollos de film transparente de envolver alimentos hacen maravillas a la hora de empaquetar las bicis jeje. Menos mal que Isma trajo en las alforjas la cinta de embalar.

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Pasamos una tarde agradable en Passau, subiendo y bajando sus cuestecitas en el caso antiguo, visitando la preciosa catedral barroca, y recorriendo las orillas tanto del Danubio como del Ill, en el punto donde estos dos enormes ríos confluyen.
Cenamos en el restaurante del hotel de al lado del nuestro, una pijada de restaurante, pero donde nos dieron muy bien de cenar en un ambiente bastante romanticón.

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Volvimos a acostarnos pronto, que nos teníamos que levantar al día siguiente a las 5:45h para montar las alforjas en la bici y subir a desayunar a las 6:30 que abrían el buffet. A las 7:18h teníamos que estar montados en el tren camino de Nuremberg.


27 Julio 2010: REGENSBURG-DEGGENDORF: 96 Km?

Nos levantamos prontito, de nuevo con el cielo avisando que nos quería empapar después de que no había parado casi en toda la noche… al final no lo consiguió, de milagrito!!. Desayunamos en el camping gracias a los víveres comprados en el super el día anterior, y recogimos para ponernos en marcha. Era nuestra última etapa larga, y se hizo un poco pesada, la verdad.

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Conseguimos rodar en un claro de nuevo, con unas nubes negras por detrás y delante que no os podéis imaginar; yo sólo pensaba “al final llegamos calados de nuevo”, y no me apetecía nada. A esas alturas y con los Km que llevábamos ya en las patas…; además, llevábamos el culo… de una manera que sólo puede entender quien ha viajado con alforjas sobre las dos ruedas jajaja, qué dolor! qué escozor! Cuánto me acuerdo de Nano y su funda de gel en el Camino de Santiago!!!!!!.

Llegando a Deggendorf tuvimos que mezclarnos con un rebaño de ovejas que habían ocupado el camino, yo alucinaba de la cantidad que había… y partiéndome de risa; imagináos a Ismael atravesando el rebaño y en pleno momento pueblerino gritándole a las ovejas “quiiiitaaaaaaa aaandaaaaaa! Aaaleeeeee oveeeejaaaa! Venga! Beeeeeee beeeee!!! Jajajaja.

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Estos últimos km los hicimos sin prisa, en parte porque veíamos la tormenta al fondo descargando con ganas sobre nuestro lugar de destino, y en parte porque ya estábamos hasta las narices de pedalear y del culo, yo por lo menos. Al final llegamos sin mojarnos al NH que teníamos reservado de ofertón, que como hotel no estaba mal, pero que menuda nochecita nos brindó…
Nos duchamos tranquilamente, y empezó a llover para variar, así que no nos quedó más remedio que gozar de una siesta estupenda… ¡qué remedio!
Cuando nos despertamos ya no llovía, así que reconfortados cogimos el chubasquero y salimos a conocer el pueblo. El centro estaba a 10 escasos minutos caminando, así que las bicis se quedaron en el garaje.
El centro del pueblo es muy pequeñito, y se ve en un rato. Encontramos el super para comprar bebida y picoteo, y nos quedamos descansando tranquilamente en el centro de la calle principal.

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Investigamos un buen sitio para cenar como señores, y al final, después de recorrer las calles por todos lados y encontrar miles de heladerías y panaderías pero poco restaurante, nos metimos sobre las 20h en uno que tenía buena pinta y ajetreo, muy cerca de donde habíamos estado sentados anteriormente. Nos sentaron al fondo, compartiendo mesa con una familia alemana. Nos avisaron de que los platos tardaban en prepararlos porque los hacen en el momento, pero como era pronto no nos importaba para nada, y tenían una pinta los que veíamos salir de la cocina… mientras, Ismael deleitó a los presentes con sus dotes de papiroflexia, haciendo una pajarita doble y un pavo real *.
Nos trajeron dos colas de esas gigantes, y yo pedí una cosa que traía una pasta típica de allí mezclada con queso fundido y cebolla crujiente, que estaba riquísimo pero llenaba que no veas, e Isma pidió otra cosa parecida pero con una carne en salsa de morirse, qué bueno!!!. Isma comía tan deprisa y con tantas ganas que la familia que teníamos en frente alucinaba, se partían de risa jeje, con razón decía su madre que de pequeño le tenía que dar de comer con dos cucharas, y es que come a la misma velocidad que suele hablar… y no digo na, pero ya lo he dicho tó!! Jeje (lo siento pequeño, pero si no me meto contigo en esta crónica exploto jajaja).
Con la barriga llena nos fuimos a dormir al hotel, y nos acostamos prontito que teníamos sueño de tanto madrugar y de tanta bici… pero el descanso nos duró poco. Resulta que en el hotel estaba teniendo un lugar un congreso o algo similar, y por la noche tras la cena decidieron que era hora del baile, así que os podéis imaginar… horas y horas de canciones alemanas que se asemejaban a los cantos populares de los pueblos y que unos alemanes borrachos como cubas repetían sin cesar. Eran las 3 de la mañana y los cabrones seguían… para matarlos a ellos y a los del hotel por permitir que a esas horas haya tanto jaleo. Me entró una mala leche tremenda, pero tampoco me apetecía montar la bronca en la recepción del hotel a las 3 y media de la madrugada, y menos en inglés!!, aunque pienso que debería haberlo hecho antes, porque a las 5:30h estaban de obras en la calle!!!, pero aquí nadie duerme o qué????. En fin, que una putada tener una buena cama para dormir y tener que pasar la noche de esa forma, pero bueno.
A la mañana siguiente ya sólo nos quedaban los últimos 60Km hasta Passau, donde teníamos reservado un hotel superchulo para terminar nuestro viaje.

miércoles, 17 de agosto de 2011

26 Julio 2010: día de relax en Regensburg (Ratisbona)

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Nos levantamos con el día muy cubierto y nubes amenazadoras con la intención de pasearnos bien la ciudad, aunque esta vez a pie, pero dado que el camping está un poco alejado decidimos acercanos en bici y dejarlas bien ataditas en algún lugar mientras caminamos, total, es lo que hacen todos los ciudadanos de Regensburg, hay miles de bicis por todos lados ;)
Pensábamos llegar primero hasta las galerías Kauhoff, el corte inglés de la zona, que tiene un buen supermercado donde conseguir un buen desayuno jeje, pero tuvimos que hacer una primera parada en un soportal al principio del pueblo, pues esas nubes amenazadoras se convirtieron en tormentín en un plis.
Estuvimos viendo diluviar una media hora, pero gracias a Dios el cielo decidió darnos tregua y pudimos llegar al centro pronto. Desayunamos y nos compramos embutido y pan para los bocatas de la comida, que zampamos a gusto unas horas más tarde al solecito que salió en plena plaza de la catedral, por cierto, preciosa. Además, decidimos dejarnos de tonterías y comprarnos un bote de medio kilo de nutella y un paquete de pan de molde para cebarnos cuando se nos antojara, y así teníamos desayuno siempre seguro jeje.
Recorrimos un montón de callecitas y plazas empedradas rodeados de edificios preciosos, algunos con pinturas romanas en las paredes. La ciudad hoy estaba mucho más tranquila.

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Cruzamos el puente de piedra, bajamos al paseo del río, y cruzamos con las bicis a la otra orilla, desde donde conseguimos unas bonitas fotos; incluso pudimos retratarnos los dos juntos!!.

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Pasamos una tarde muy amena, y finalmente acabamos cenando sobre las 19h en la Rive Droite de nuevo, donde la camarera que nos había reconocido nos recibió con dos cocacolas Light… con hielo!!!, pero si saben de la existencia de los cubitos!! (era la primera vez que nos los ponían, y nos encantaaaaaa.
Con las luces regresamos al camping, a dormir prontito, que aún nos quedaba una etapa bastante larga al día siguiente, camino de Deggendorf.

25 Julio 2010: INGOLSTAD-REGENSBURG: 86Km… u más.

Después de un buen desayuno en el buffet del hotel, de aprovisionarnos de nutella y de bocatas para comer, jeje, etc., nos subimos de nuevo a las bicis camino de Ratisbona. Rodamos en un claro todo el tiempo, aunque tanto por delante como por detrás nos acompañan unas nubes negras. No hace ni calor ni frío, y se rueda cómodo.

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Pronto nos vamos acercando a la zona de la abadía de Welltenburg, donde el Danubio ya se ha desbordado un poco y tenemos que dar un rodeo por un desvío que han habilitado. Es impresionante lo alto que va el río, da miedo!.

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En la orilla donde está la abadía nos disponemos a coger un barco que nos da un paseo por el río de unos 6 Km por 13,4 euros los dos y las bicis. Subimos a la cubierta para gozar del paisaje, que es muy bonito porque el río de nuevo se encajona en paredes rocosas.


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Allí nos encontramos con una alforjera con la que nos hemos cruzado varias veces por el camino de hoy, y que resulta ser española. Nos hacemos unas fotos y vamos comentando la ruta, pero ella viaja sola… por cierto, y por si alguna vez lees esto…gracias por la foto que nos echaste a los dos juntos!!, es de las pocas que tenemos en este viaje que salimos los dos ;)

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Llegando a Kelheim, nuestro destino, divisamos la bonita y brillante torre homenaje a los caidos en lo alto del monte.

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Atracamos y bajamos las bicis, para ponernos en marcha de nuevo no sin antes hacer una breve visita por el pueblo.

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Continuamos rodando, y al llegar a un punto cercano a Ratisbona donde la ruta nos mandaba por una carretera bastante concurrida, Ismael encontró una variante por pista estrechita de tierra muy chula y solitaria, que surcaba los praderíos verdes entre las casas y el río. Esa pista conectaría más adelante con un carril bici muy animado, donde ya nos cruzábamos con ciclistas, paseantes, runners…, que nos acompañarían el resto del camino que nos quedaba hasta el camping Azur, donde plantaríamos la tienda un par de noches.

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El camping quedaba a unos 3-4 Km del centro de la ciudad, así que después de acampar y de una agradable ducha nos volvimos a subir a las bicis para ir a conocer la ciudad. Este camping es el más caro con el que nos encontraríamos, y la verdad, tampoco tenía nada de especial con respecto a los anteriores, pero bueno. Coincidimos de nuevo con el bohemio, con otro alforjero solitario que conocimos en Sigmaringen, etc. También acamparon otros cicloturistas, entre ellos un matrimonio mayorcito que iba cargado hasta las trancas con alforjas delanteras, traseras, manillar y un carrito… en el que transportaban sus dos perros!!, impresionante, eso sí, llevaban de todo jeje.
Ratisbona estaba muy animada esa tarde de domingo, había mucha gente paseando, conciertos en las plazas, una exposición de automóviles antiguos, puestos de comida y bebida en la calle… de todo. Recorrimos sobre la bici todo el centro y atravesamos el puente de piedra para hacer las primeras fotos, no sin antes pasar por el super a reponer líquidos y picar algo a media tarde.

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A las 20h ya estábamos cenando, en un restaurante genial llamado “La Rive Droite” que hace esquina en la calle “drei Mohren” donde vimos que servían unos platazos de campeonato. Nos pusimos moraos a base de un ensaladón Caesar que compartimos, una superamburguesa casera para Ismael y una estupendísima lasaña para mi. No pudimos más y decidimos repetir restaurante la noche siguiente de lo bien que comimos, además, tenían wifi gratis y eso nos permitió dar las primeras noticias electrónicas de nuestro viaje, además de comunicar que mi móvil se había ahogado el día de los 60Km bajo la lluvia y estaba en la UCI…
Regresamos al camping con unas ganas de sobre… y unos cuantos Km de más, seguro que al final superamos los 100; llegamos justo a tiempo para no calarnos de nuevo, porque la lluvia volvía a entrar en acción esa noche, en la que sólo paró unos minutos, lo suficiente para dejarnos ir al wc a evacuar parte de todo el líquido que nos habíamos metido en el cuerpo jeje.

24 Julio 2010: Ulm-Donauwörth (tren) + DONAUWÖRTH-INGOLSTAD en bici: 60 Km.

Por la mañana muy temprano cogimos todos los bártulos y las bicis y salimos escopetaos hacia la estación de tren de Ulm. Compramos los billetes y nos dirigimos al andén correspondiente. En la estación hay hasta un carril bici enorme para que las bicis accedan a los andenes sin problemas, con sus rampas, etc.
En poco menos de una hora llegamos a Donauwörth, no he visto llover así en toda mi vida… desde allí, rodamos unos 60 Km bajo una intensa lluvia que no cedió ni un minuto. Los 60 Km cayeron como churros, fáciles y rapidos, en parte gracias a la lluvia.

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Pasamos la bonita ciudad y castillo de Neuburg, donde nos hubiera gustado entretenernos un rato, pero con lo calados que íbamos si nos parábamos nos íbamos a quedar fríos, así que fue una pena pero tuvimos que seguir hacia delante.
Llegamos pronto a Ingolstad donde pretendíamos en un principio acampar, pero decidimos buscarnos un hotel para poder pasar el diluvio lo más cómodamente posible. Entramos en la oficina de turismo de la plaza principal chapoteando, completamente calados a pesar de goretexes y cía, con el fin de pedir una lista de hoteles. La chavala de turismo no se enteraba muy bien de lo que queríamos a pesar de chapurrear el inglés, pero al final conseguimos el listado. Yo creo que la tía estaba más pendiente de que saliésemos de allí tan como estábamos que de atendernos… Decidimos quedarnos en un hotel céntrico para ver la ciudad por la tarde, así que desesperaditos porque nos estábamos quedando helados al pararnos, acabamos en el Hotel Adler. La mujer del hotel resultó muy agradable, y lo primero que hizo al vernos entrar calados fue indicarnos el garaje donde dejar las bicis y darnos la llave de los habitaciones para que eligiéramos la que más nos gustara. Dejamos las bicis y nos fuimos a la habitación, nos quedamos la más grande y con vistas a la calle ;)
Soltamos toda la ropa calada en el lavabo y nos dimos una duchita caliente, cómo nuevos!!!. Lavamos toda la ropa embarrada y la pusimos a secar en los radiadores, que menos mal que funcionaban, eso sí, luego tuvimos que abrir las ventanas porque había demasiado calor en la habitación... en fin, haciendo mal gasto energético, pero qué remedio!.
Sequé el impermeable con el secador y luego pudimos salir a comer y pasear un rato. No paraba de llover, así que nos tuvimos que comprar un paraguas, y… a que no sabéis que pasó después?, que dejó de llover claro jajaja. Recorrimos la ciudad, cruzamos el Danubio hasta un parque, rodeamos el castillo… y acabamos entrando en una gran feria medieval fantásticamente ambientada que tenía lugar justo ese fin de semana! Yupiii!!. Por dos euros nos perdimos entre trovadores, trompeteros del rey, lanzadores de tiro con arco, etc., fue muy divertido y pasamos una hora y media bastante entretenidos. Los vecinos de Ingolstad que acudían vestidos de medievales entraban gratis, así que os podéis imaginar el ambientazo, todo el mundo disfrazado y metido en su papel.

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Acabamos el día durmiendo plácidamente, y con la ropa seca ;). Ingolstad estuvo mu chulo a pesar de llegar calados jeje.

viernes, 12 de agosto de 2011

23 Julio.. pero del 2010, continuación de la crónica de la travesía alforjera del verano pasado: DÍA DE DESCANSO EN ULM

Por la mañana temprano aprovechamos para hacer un poco la colada y montamos un tendedero en la habitación. Nos costó mucho que se secara la ropa porque la temperatura había bajado y el grado de humedad era alto. Dejó de llover por unas horas.

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Salimos en busca del supermercado de turno a aprovisionarnos para el desayuno y la comida. Encontramos uno junto a la catedral y desayunamos en unos banquitos en la misma plaza. Volvimos a recorrer la ciudad vieja aprovechando para hacer fotos con luz y sin agua, y entramos en una tienda de deportes de las de 4 pisos, qué gozada!, es impresionante el surtido de ropa, calzado y material de montaña en general que tienen, incluso de cosas específicas de mujeres!!.
Regresamos al albergue, y al llegar empezó a llover otra vez. Nos preparamos la comida y nos echamos una siesta reconfortante como señores, con el sonido del diluvio de fondo. A la hora de salir a la calle aún llovía, así que nos prestaron un paraguas en el mismo albergue y  salimos a pasear. Ya nos sabíamos de memoria la ciudad, así que empezamos a planear qué íbamos a hacer el día siguiente, pues daban mal tiempo y lluvia todo el fin de semana que quedaba por delante.  Nos fuimos a la estación del tren a averiguar los horarios y el coste del tren que nos adelantaría la etapa siguiente en parte. La verdad es que la lluvia coincidió con la etapa que teníamos obligatoriamente que acortar de todas maneras puesto que era de 152 Km y no nos podíamos permitir un día más de viaje cuando lo planeamos en un principio.
En las máquinas expendedoras de billetes te dan la información en castellano. Se puede pagar con tarjeta. Los 2 billetes de Ulm a Donauwörth nos costaron 29e.  Además, había que comprar dos billetes que reservan “sitios” para bicicletas, que valían 4 euros cada uno, pero esos sí que los tuvimos que pagar con cash obligatoriamente. Los billetes de la bici se deben colocar en la misma bici cuando la subes al tren y la cuelgas de los enganches provistos para ellas. En los trenes hay un vagón destinado a las bicis, que suele ser el primero o el último. Para averiguar dónde parará el vagón hay que mirar los carteles ilustrativos que hay en cada andén donde aparece especificado. Dentro de los vagones hay paneles electrónicos donde figura el destino de cada viajero y de cada bici según el asiento asignado, es una chulada.
El resto de nuestra última tarde en Ulm lo pasamos paseando, y acabamos con una cenita en un restaurante típico de la zona antigua.
Nota: los alemanes comparten mesa, así que no os extrañe que os ofrezcan sentaros en la misma mesa en la que hay otras personas!!!.

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Llegamos lloviendo (como no) al albergue, dejamos preparadas las alforjas y a dormir, que al día siguiente nos tocaba madrugón para coger el tren a las 7:18h.