viernes, 19 de agosto de 2011

27 Julio 2010: REGENSBURG-DEGGENDORF: 96 Km?

Nos levantamos prontito, de nuevo con el cielo avisando que nos quería empapar después de que no había parado casi en toda la noche… al final no lo consiguió, de milagrito!!. Desayunamos en el camping gracias a los víveres comprados en el super el día anterior, y recogimos para ponernos en marcha. Era nuestra última etapa larga, y se hizo un poco pesada, la verdad.

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Conseguimos rodar en un claro de nuevo, con unas nubes negras por detrás y delante que no os podéis imaginar; yo sólo pensaba “al final llegamos calados de nuevo”, y no me apetecía nada. A esas alturas y con los Km que llevábamos ya en las patas…; además, llevábamos el culo… de una manera que sólo puede entender quien ha viajado con alforjas sobre las dos ruedas jajaja, qué dolor! qué escozor! Cuánto me acuerdo de Nano y su funda de gel en el Camino de Santiago!!!!!!.

Llegando a Deggendorf tuvimos que mezclarnos con un rebaño de ovejas que habían ocupado el camino, yo alucinaba de la cantidad que había… y partiéndome de risa; imagináos a Ismael atravesando el rebaño y en pleno momento pueblerino gritándole a las ovejas “quiiiitaaaaaaa aaandaaaaaa! Aaaleeeeee oveeeejaaaa! Venga! Beeeeeee beeeee!!! Jajajaja.

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Estos últimos km los hicimos sin prisa, en parte porque veíamos la tormenta al fondo descargando con ganas sobre nuestro lugar de destino, y en parte porque ya estábamos hasta las narices de pedalear y del culo, yo por lo menos. Al final llegamos sin mojarnos al NH que teníamos reservado de ofertón, que como hotel no estaba mal, pero que menuda nochecita nos brindó…
Nos duchamos tranquilamente, y empezó a llover para variar, así que no nos quedó más remedio que gozar de una siesta estupenda… ¡qué remedio!
Cuando nos despertamos ya no llovía, así que reconfortados cogimos el chubasquero y salimos a conocer el pueblo. El centro estaba a 10 escasos minutos caminando, así que las bicis se quedaron en el garaje.
El centro del pueblo es muy pequeñito, y se ve en un rato. Encontramos el super para comprar bebida y picoteo, y nos quedamos descansando tranquilamente en el centro de la calle principal.

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Investigamos un buen sitio para cenar como señores, y al final, después de recorrer las calles por todos lados y encontrar miles de heladerías y panaderías pero poco restaurante, nos metimos sobre las 20h en uno que tenía buena pinta y ajetreo, muy cerca de donde habíamos estado sentados anteriormente. Nos sentaron al fondo, compartiendo mesa con una familia alemana. Nos avisaron de que los platos tardaban en prepararlos porque los hacen en el momento, pero como era pronto no nos importaba para nada, y tenían una pinta los que veíamos salir de la cocina… mientras, Ismael deleitó a los presentes con sus dotes de papiroflexia, haciendo una pajarita doble y un pavo real *.
Nos trajeron dos colas de esas gigantes, y yo pedí una cosa que traía una pasta típica de allí mezclada con queso fundido y cebolla crujiente, que estaba riquísimo pero llenaba que no veas, e Isma pidió otra cosa parecida pero con una carne en salsa de morirse, qué bueno!!!. Isma comía tan deprisa y con tantas ganas que la familia que teníamos en frente alucinaba, se partían de risa jeje, con razón decía su madre que de pequeño le tenía que dar de comer con dos cucharas, y es que come a la misma velocidad que suele hablar… y no digo na, pero ya lo he dicho tó!! Jeje (lo siento pequeño, pero si no me meto contigo en esta crónica exploto jajaja).
Con la barriga llena nos fuimos a dormir al hotel, y nos acostamos prontito que teníamos sueño de tanto madrugar y de tanta bici… pero el descanso nos duró poco. Resulta que en el hotel estaba teniendo un lugar un congreso o algo similar, y por la noche tras la cena decidieron que era hora del baile, así que os podéis imaginar… horas y horas de canciones alemanas que se asemejaban a los cantos populares de los pueblos y que unos alemanes borrachos como cubas repetían sin cesar. Eran las 3 de la mañana y los cabrones seguían… para matarlos a ellos y a los del hotel por permitir que a esas horas haya tanto jaleo. Me entró una mala leche tremenda, pero tampoco me apetecía montar la bronca en la recepción del hotel a las 3 y media de la madrugada, y menos en inglés!!, aunque pienso que debería haberlo hecho antes, porque a las 5:30h estaban de obras en la calle!!!, pero aquí nadie duerme o qué????. En fin, que una putada tener una buena cama para dormir y tener que pasar la noche de esa forma, pero bueno.
A la mañana siguiente ya sólo nos quedaban los últimos 60Km hasta Passau, donde teníamos reservado un hotel superchulo para terminar nuestro viaje.

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