miércoles, 11 de agosto de 2010

22 Julio 2010: SIGMARINGEN-ULM: 106 KM… u más!

La mañana se despierta fresquita, pero no llueve por el momento y pronto haría calor de nuevo, así que me pongo mi camiseta de tirantes y espalda olímpica en el momento de salir para no freirme como los dos días anteriores.
La familia telerín sale un poco antes, los franceses no tienen prisa, y el resto aún duerme.
Nos ponemos en marcha con buena hora con el fin de hacer los 100 Km con tiempo para llegar al albergue de Ulm dentro de la hora prevista para hacer el check-in.

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A Isma le cruje la bici, pero no sabemos por qué, y a los 3 Km tenemos que parar junto al río porque ha averiguado que se le ha partido la cadena, empezamos bien. Tras la ñapa correspondiente proseguimos, y rodamos Km y Km rodeados de cultivos al solano. La ruta es muuuuy aburrida hoy, tantos Km se hacen fácilmente porque son planos, pero a los 50Km ya estás hasta el gorro de mazorcas jeje.
El sol nos achicharra a pesar de la protección solar, lo que a mi me dejaría marcada la espalda olímpica a fuego de momento por lo que queda de verano.

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Por el camino nos adelantan la familia alemana del camping como alma que persigue el diablo, a partir de entonces les bautizaríamos como “los autos locos” porque era para verlo. La madre cual Penélope Glamour, los dos niños que se pican, y uno nos pasa con cara de velocidad pedaleando descalzo y con unas chancletas metidas en los cuernos del manillar. El padre nos adelanta partiéndose de risa porque seguramente estaría preguntándose cómo es posible que estemos delante de ellos si han salido más temprano.
Nos volvemos a juntar con la familia mientras atravesamos un pueblo, pero ellos siempre se pierden por dentro y acabamos siempre por delante jeje, si es que no se puede ir tan rápido que no os enteráis!!. El padre se vuelve a partir de risa, sigue preguntándose cómo lo hacemos para adelantarles jajaja. Nos vuelven a pasar, pero nos acabamos volviendo a encontrar en otro pueblo, Ehingen, donde nos paramos a comer al igual que ellos en plena plaza.
Compramos icetea de a litro, que es lo que se puede beber templado puesto que en las pequeñas neveras de los super sólo suelen tener botellitas pequeñas, y nos sacamos nuestros platos preparados de pasta que habíamos compado el día anterior. Isma los ha llevado en la redecilla y se han calentado un poco al sol para estar perfectamente comestibles.
Para terminar la visita al pueblo, nos empezamos a refrescar en la fuente, pero hace tanto calor que acabamos echándonos botellas de agua por la cabeza y empapándonos enteros.

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No encontramos una fuente de agua potable, y nos tememos que vamos a tener que comprar porque hace mucho calor y no llevamos ya agua. Una mujer se acerca y se nos pone a hablar en alemán, y al decirle que no entendemos nada la señora nos habla en un inglés perfecto jeje, qué bien!, todo para decirnos que si queremos nos podemos bañar en la fuente que nadie nos va a decir nada jajaja. Aún no sabemos si lo decía en serio o era sarcasmo… pero parecía maja.
De paso le preguntamos por el agua potable, y nos indica una pequeña escultura de un sapo con corona y todo que está en el borde de la misma fuente. Allí, efectivamente ponía un cartel de trinK wasser!!, qué bien!!, así que bañados y con las botellas cargaditas nos volvemos a montar en las bicis no sin que antes le de el besito al príncipe sapo que nos ha salvado de la deshidratación jajajaja.

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La familia de los autos locos también se pone en marcha a la vez, y ya se nos acerca el hombre para hablar un rato y preguntarnos hasta dónde vamos hoy. Como en Ulm no hay camping ellos se quedarían en un pueblo a 20 Km; nosotros continuaríamos hasta superar los 100Km.

Cuando quedan unos 10Km para llegar a Ulm la cosa se pone interesante, el cielo se está poniendo negro y se levanta un viento infernal, que cuando te toca en contra… tenemos que llegar antes de que nos diluvie!!!. Según nos acercamos a la ciudad los carriles bici se rodean de vegetación, y transcurren junto al río, que ya va bastante ancho y con un caudal considerable. Hay pequeñas playas donde los chavales disfrutan del poco sol que ya les queda antes de que llegue la tormenta, aunque hace mucho bochorno.

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El carril que tomamos en dirección al albergue que está en Neu-Ulm pasa por delante de la ciudad antigua y ya vemos la famosa torre de la Catedral, que dicen que es la más alta de Europa, pero que en realidad no nos aparenta tanto la verdad.

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Llegamos al BrickStone Hostel a las 17:25h, justo 5 minutos antes de que nos puedan abrir, pero enseguida llega la dueña, Anja, y nos ayuda a meter las bicis en un almacén que tienen.
El albergue está en la parte más “nueva” de la ciudad, justo al otro lado del río, pero a 10 minutos andando de la catedral, situado fabulosamente.
Se trata de un antiguo edificio que han remodelado por dentro y amueblado gracias a Ikea, muy chulo. En la planta baja está la cocina y tres habitaciones. Puedes usar libremente el café y el té, y luego ofrecen bebidas, chocolatinas, chucherías, patatas, etc., que puedes consumir siempre que lo dejes pagado en una hucha que hay al lado de las cosas. La nevera también se puede usar libremente siempre que identifiques tus cosas.
A nosotros nos ubican en la primera planta, en una enorme habitación doble junto al salón. No hay nadie más en las otras dos habitaciones de la planta, así que nos pasamos los dos días como en nuestra casa. En el salón hay revistas, libros, una guitarra, un piano… es muy acogedor y tranquilo. La dueña y una amiga que resulta ser española viven en el tercero, sólo subimos para dejar la estancia pagada y poder retomar la ruta pronto.


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Salimos a dar una pequeña vuelta de reconocimiento, recorremos la zona de la catedral, compramos un tubo de pomadita para el culito (que error al olvidanos de ella en casa!!!), y subimos hasta la estación de tren, donde hay un macdonalds que atracaríamos para cenar sin piedad, sobre todo por los cubos de 0,5l de cocacola que nos metimos. Cae un litro para cada uno sin ninguna dificultad, los ciento y pico Km se notan.

Al regreso hacia el hotel nos desviamos un poco hacia la encantadora ciudad antigua, atravesada por calles empedradas, canales de agua y repleta de las típicas casas alemanas encaladas en blanco con bigas de madera y tejados a dos o tres aguas. Vamos fichando restaurantes chulos para darnos un homenaje al día siguiente, el ambiente es románticon.

El cielo ya es negro directamente a esas horas, y no sólo porque se haga de noche.... Estamos cansados, así que decidimos salir por la muralla e irnos al albergue a dormir pronto, y menos mal, porque llegamos al albergue ya mojándonos. A partir de entonces no pararía de llover ni en toda la noche ni al día siguiente prácticamente.

1 comentario:

Jordi Vila Carques dijo...

Enhorabuena por el reportaje, he encontrado vuestro foro por casualidad buscando rutas para Interlaken en bici y me ha parecido muy chulo los reportajes, pienso seguirlo, saludos desde Berna.
Jordi