domingo, 1 de febrero de 2015
CHICAGO DÍA 5: WINDY AND RAINNY CITY... NOS VOLVEMOS NO SIN ANTES PASAR POR EL OUTLET
Nuestro vuelo salía a las 17h, y amaneció
lloviendo a mares, así que para nuestra última mañana en la ciudad tuvimos que
recurrir al plan B, que era irnos de compras a los outlet de Rosemont, muy
cerca ya del aeropuerto.
En lugar de ir hasta allí combinando metros,
optamos por coger el bus nº 74 ya cerca de Fullerton para ir hasta la parada
del metro de California, y allí enlazar con la línea azul hasta la parada de
Rosemont, que es la anterior al aeropuerto.
Tardamos mucho menos que cuando
llegamos, y encima disfrutamos de ir viendo las calles desde las ventanas del
autobús. En Rosemont nos montamos en un minibús gratuito en la puerta de la
estación de metro que nos llevó en 5 minutos a los outlet.
Las tiendas y los precios no estaban mal, pero
no llegaban a las ofertazas del Jersey Gardens de NYC ni al de Las Vegas, así
que compramos regalos en YSL que sí tenía bastantes ofertas y poco más.
Hicimos
tiempo hasta la hora de ir al aeropuerto, y así dimos por finalizadas estas
vacaciones. Al día siguiente llegaríamos por la mañana a Madrid, y ya a
trabajar a las 15h… a ver qué tal el jet lag!!! Pero que nos quiten lo bailao
no?
FIN
CHICAGO DÍA 4: TOUR ARQUITECTONICO EN KAYAK POR EL RÍO CHICAGO
Ya nos habíamos pateado Chicago pero bien, así que este día nos lo tomamos con tranquilidad.
Amaneció de nuevo con mucha niebla y todo gris, así que después de desayunar paseamos desde el hotel por el barrio hasta llegar a la zona del zoo y la enorme playa del Lincoln Park.
Visitamos el zoo, que es gratis y tiene unos cuantos bichos, aunque tampoco es nada del otro mundo, y paseamos por el parque contiguo y la playa alucinando con la cantidad de gente que hay haciendo deporte, muchos corriendo, otros en bici, y mogollón de gente jugando al voley playa en las numerosas instalaciones que tienen colocadas en la arena.
Incluso en el parque tenían clases de pilates, spinning, etc., al aire libre!! Una chulada.
Como no teníamos muchos planes, se nos ocurre ir a visitar una megatienda de deportes de outdoor que hemos visto anunciada y que conocemos de NYC, REI.
Usamos el transporte público de nuevo para acercarnos a la calle Halstad.
Este barrio no tiene demasiado que ver, pero hemos decidido darnos el caprichazo del viaje, y reservar un tour en kayak por el río Chicago que sale de una zona que no queda muy lejos de la tienda, con la que flipamos de nuevo porque es enorme, tiene varios pisos.
Ismael incluso se compra unas sandalias keen con calas que están genial de precio, para poder ir a trabajar con la bici en verano con los pies fresquitos jaja. ¡Lástima que no hubiera de mi talla!!.
Seguimos calle arriba y cruzamos un puente para llegar a una playita frente a la Goose Island, que es donde se encuentra uno de los sitios para reservar el tour con kayakchicago. Para llegar a la playita hay que atravesar una zona de naves industriales un poco… “chunga” y desierta, porque vemos hasta jeringuillas en el suelo, pero siendo de día no nos da mucho medito.
Reservamos para el tour arquitectónico de las 15h. Nos hubiera encantado hacer el nocturno, pero se preveía lluvia para la noche, así que no nos la jugamos.
Nos habíamos entretenido bastante en la tienda y al final no pudimos ir a que me quitara los vaqueros, y además teníamos poco tiempo para comer, así que preguntamos por los restaurantes más cercanos y nos recomendaron ir a un centro comercial que estaba al otro lado del puente, donde nos decían que podíamos encontrar de todo dentro.
Nos quedamos un poco extrañados, pero la verdad es que alucinamos. Se trataba de un centro comercial de productos ecológicos, donde en su interior había diferentes stands donde te preparaban comida de todo tipo que tú elegías, todo en el momento, y podías comer allí mismo en unos asientos que tenían preparados alrededor de los stands.
Comimos unos riquísimos wok que nos supieron a gloria, pero había stands de sushi, de pizza, costillas barbacoa… Cuando pedías te daban una nota con la que te cobraban en las cajas del supermercado… vamos que la gente allí es muy legal, porque si no pasas por caja comes gratis, pero fuimos buenos y nobles visitantes y no hicimos la trampa jeje, así que abonamos nuestra comida en caja como cualquier americano. Otra experiencia que nos sorprendió y nos encantó!, parecíamos los únicos guiris allí!.
A las 14:45h estábamos ya preparados y emocionados por la excursión. Un guía de origen mexicano nos iba a guiar, a nosotros y a otra pareja de americanos, que curiosamente parlaban un poco de castellano.
El guía nos avisó de que iba a ser en inglés, pero nosotros encantados, así practicábamos algo el idioma… pero al final hicimos todos un spaininglis buenísimo jajaja. Nos dieron las nociones básicas y ale, a los kayac.
Recorrimos buena parte del río Chicago, hasta pasado el cruce con la vertiente del Illinois, donde se crea la doble corriente, pero dado el intenso tráfico naval no pudimos avanzar hasta el Lago Michigan.
Por el camino, nos fueron contando historias sobre el río y sobre los distintos edificios que se construyeron en las orillas del mismo, a cada cual más impresionante.
La experiencia de ir navegando por el río y disfrutar de la majestuosidad de aquellos edificios y puentes desde dentro fue única, lo pasamos fenomenal, y encima hicimos ejercicio jeje. En total estuvimos paleando unas 3 horas y media!!!.
Cuando terminamos yo tenía los vaqueros calados, y antes de que comenzara a hacer más rasca y cayera la tarde, nos dirigimos al albergue a descansar un poco, asearnos y cambiarnos para disfrutar de nuestra última noche en la Ciudad del Viento.
Una vez más, acabamos con una buena cena y un buen paseo deleitándonos con los puentes sobre el río antes de coger el metro e ir a dormir.
Amaneció de nuevo con mucha niebla y todo gris, así que después de desayunar paseamos desde el hotel por el barrio hasta llegar a la zona del zoo y la enorme playa del Lincoln Park.
Visitamos el zoo, que es gratis y tiene unos cuantos bichos, aunque tampoco es nada del otro mundo, y paseamos por el parque contiguo y la playa alucinando con la cantidad de gente que hay haciendo deporte, muchos corriendo, otros en bici, y mogollón de gente jugando al voley playa en las numerosas instalaciones que tienen colocadas en la arena.
Incluso en el parque tenían clases de pilates, spinning, etc., al aire libre!! Una chulada.
Como no teníamos muchos planes, se nos ocurre ir a visitar una megatienda de deportes de outdoor que hemos visto anunciada y que conocemos de NYC, REI.
Usamos el transporte público de nuevo para acercarnos a la calle Halstad.
Este barrio no tiene demasiado que ver, pero hemos decidido darnos el caprichazo del viaje, y reservar un tour en kayak por el río Chicago que sale de una zona que no queda muy lejos de la tienda, con la que flipamos de nuevo porque es enorme, tiene varios pisos.
Ismael incluso se compra unas sandalias keen con calas que están genial de precio, para poder ir a trabajar con la bici en verano con los pies fresquitos jaja. ¡Lástima que no hubiera de mi talla!!.
Seguimos calle arriba y cruzamos un puente para llegar a una playita frente a la Goose Island, que es donde se encuentra uno de los sitios para reservar el tour con kayakchicago. Para llegar a la playita hay que atravesar una zona de naves industriales un poco… “chunga” y desierta, porque vemos hasta jeringuillas en el suelo, pero siendo de día no nos da mucho medito.
Reservamos para el tour arquitectónico de las 15h. Nos hubiera encantado hacer el nocturno, pero se preveía lluvia para la noche, así que no nos la jugamos.
Nos habíamos entretenido bastante en la tienda y al final no pudimos ir a que me quitara los vaqueros, y además teníamos poco tiempo para comer, así que preguntamos por los restaurantes más cercanos y nos recomendaron ir a un centro comercial que estaba al otro lado del puente, donde nos decían que podíamos encontrar de todo dentro.
Nos quedamos un poco extrañados, pero la verdad es que alucinamos. Se trataba de un centro comercial de productos ecológicos, donde en su interior había diferentes stands donde te preparaban comida de todo tipo que tú elegías, todo en el momento, y podías comer allí mismo en unos asientos que tenían preparados alrededor de los stands.
Comimos unos riquísimos wok que nos supieron a gloria, pero había stands de sushi, de pizza, costillas barbacoa… Cuando pedías te daban una nota con la que te cobraban en las cajas del supermercado… vamos que la gente allí es muy legal, porque si no pasas por caja comes gratis, pero fuimos buenos y nobles visitantes y no hicimos la trampa jeje, así que abonamos nuestra comida en caja como cualquier americano. Otra experiencia que nos sorprendió y nos encantó!, parecíamos los únicos guiris allí!.
A las 14:45h estábamos ya preparados y emocionados por la excursión. Un guía de origen mexicano nos iba a guiar, a nosotros y a otra pareja de americanos, que curiosamente parlaban un poco de castellano.
El guía nos avisó de que iba a ser en inglés, pero nosotros encantados, así practicábamos algo el idioma… pero al final hicimos todos un spaininglis buenísimo jajaja. Nos dieron las nociones básicas y ale, a los kayac.
Recorrimos buena parte del río Chicago, hasta pasado el cruce con la vertiente del Illinois, donde se crea la doble corriente, pero dado el intenso tráfico naval no pudimos avanzar hasta el Lago Michigan.
Por el camino, nos fueron contando historias sobre el río y sobre los distintos edificios que se construyeron en las orillas del mismo, a cada cual más impresionante.
La experiencia de ir navegando por el río y disfrutar de la majestuosidad de aquellos edificios y puentes desde dentro fue única, lo pasamos fenomenal, y encima hicimos ejercicio jeje. En total estuvimos paleando unas 3 horas y media!!!.
Cuando terminamos yo tenía los vaqueros calados, y antes de que comenzara a hacer más rasca y cayera la tarde, nos dirigimos al albergue a descansar un poco, asearnos y cambiarnos para disfrutar de nuestra última noche en la Ciudad del Viento.
Una vez más, acabamos con una buena cena y un buen paseo deleitándonos con los puentes sobre el río antes de coger el metro e ir a dormir.
CHICAGO DÍA 3: United Center-Loop-Torre Willis-Museum Campus-Millenium Park
Nos levantamos con neblina. Después de desayunar nos dimos un paseo por los alrededores del albergue, que aún no habíamos visto mucho el barrio.
Nos apetecía buscar tiendas de bicis, a ver si conseguía comprarme unas protecciones de POC a buen precio, ya que son americanas.
Encontramos una tienda famosa donde las habíamos visto en la web, pero allí de enduro no tenían nada de nada, de hecho, nos costó un triunfo hacernos entender…. Preguntábamos por las “POC proteccion”, y no nos entendía nadie… mira que no es difícil de pronunciar no?, pero nada.
Al final, una chica exclama “Poooc Paaads!!!”, vamos que el POC se decía igual aunque no nos entendieran pero que no las llaman proteccions sino Pads! Bueno vale! Jajaja.
Nos remitieron a otra tienda de bicis diciendo que quedaba cerca… pero resulta que estaba a unos 20 min en autobús jajaja, pero bueno, como queríamos ir acercándonos a la zona del United Center no nos venía muy mal. En aquella minitienda, tampoco sabían nada de enduro jajaja, y mucho menos de protecciones para mountainbike. Nos damos por vencidos... en Chicago no se sabe lo que es el enduro!
Desde allí cogimos otro bus que nos acerca al United Center, el megaestadio que comparten los Chicago Bulls en baloncesto y los BlackHawks en hockey sobre hielo.
Nos hicimos unas fotitos con la estatua del gran Michael Jordan, y después pusimos rumbo de nuevo al Loop en bus por la Avenida Madison.
Aprovechamos que hacía un día estupendo para dar un paseo y hacer unas fotitos a los edificios del Loop y el Federal Center (una vez más, territorio Van der Rohe), que son una chulada.
Aquí, una foto desde el otro lado sacada de internet:
Tras el paseo, decidimos coger el bus nº 146 que nos llevaría a la zona de Museum Campus, donde veríamos el Soldier Field (estadio de béisbol) y el Adler Planetarium.
Buscando un WC entramos en el planetario, y ya que estábamos dentro nos dimos un paseo para ver la exposición… casi al final del recorrido nos dimos cuenta de que para variar habíamos entrado al revés, y el resto de visitantes estaba identificado con una pegatina roja en la solapa que nosotros no teníamos… upps!! Lo hemos vuelto a hacer! Nos hemos visto todo el museo por la cara sin querer!!! Jajaja.
Disimuladamente decidimos salir del edificio, y dedicarnos un buen rato a fotografiar el mejor Skyline de la ciudad a orillas del lago Michigan. La niebla va y viene, pero las vistas son espectaculares.
Además, pasamos un rato divertido viendo el desfile de novias y familia que van con sus limusinas gigantes a hacerse las fotos de la boda allí… qué horterada de vestimentaaaa!!!.
Con el bus 130 volvimos al Loop, con la intención de aprovechar el buen tiempo y subir por fin al Skydesk de la torre Willis-Sears.
Hay que ir con tiempo, porque siempre hay cola, y como te pasan de unas salas a otras contándote la historia de la construcción de la torre, etc., se tarda un buen rato en llegar arriba.
Nosotros tardamos unas 3h más o menos en total, y eso que no había excesivamente gente.
Cuando consigues llegar al skydesk, te toca hacer cola para poder pasar a los miradores de cristal que cuelgan del edificio y hacerte unas fotos flotando en el abismo jeje. Al final resulta que la mejor foto y la que más impresiona es la que se consigue desde el lateral del cubículo de cristal. Las vistas son chulas, y que el suelo sea acristalado impresiona, pero definitivamente son muchísimo más bonitas las de la torre Hancock.
Salimos de la torre con más hambre que el perro de un ciego… pero observamos que todo está cerrado en la zona. Cerca queda el famoso restaurante pizzería Giorgano´s, así que intentamos comer allí, pero sin reserva hay una lista de espera de hora y media, así que como ya era tarde, decidimos seguir buscando otra sitio para comer.
Al rato, de repente el cielo se cubre por completo, se pone como si fuera de noche, encienden las luces de las calles y empieza literalmente a diluviar!!!. No nos quedó más remedio que meternos en un soportal de un hotel que estaba cerrado y esperar a que escampe, porque la calada puede ser monumental.
Casi una hora más tarde la lluvia cedió un poco, y dado que por el Loop seguía todo cerrado, cogimos un bus hacia Michigan St., mucho más animada y ya con los restaurantes y comercios abiertos.
Nos metimos en un sitio que tenía buena pinta, y comimos lo que pudimos en una especie de bar gigantesco donde la gente va a ver la NFL y el béisbol.
Una ensaladita y unos sándwiches nos saciaron un poco… que con la tontería ya eran las 18h.
Cuando salimos del bar ya es de día de nuevo, qué sensación más rara!!. Escampó por completo y se quedó una tarde estupenda, así que aprovechamos para acercarnos a la zona de Millenium Park y hacer unas fotitos nocturnas al Cloud Gate, más conocido comúnmente como el Bean, el magnífico Pritzker Pavilion diseñado por Frank Gehry, las Crown o fuentes gemelas digitales que son obra de un escultor español, etc.
Hacía tan bueno que seguimos caminando, y tomamos unas fotos también del estupendo edificio del Arts Institute of Chicago, e incluso llegamos a la Buckingham Fountain, la fuente de colores.
Seguimos dando paseítos, y al final decidimos repetir restaurante para la cena, nos había encantado la experiencia de la Cheesecake Factory!!. Me comí un burrito que no cabía en una fuente señores!!! Qué ricooo!!.
Para bajar la cena caminamos hasta el Loop, donde cogimos el metro de nuevo a Fullerton para descansar por fin en el albergue hasta el día siguiente.
CHICAGO DIA 2: TOUR ARQUITECTONICO Y VISITA A TORRE HANCOCK
Hoy nos toca tour arquitectónico, y estamos emocionados. Uno de los motivos de haber querido venir siempre a Chicago fue su riqueza arquitectónica.
Cogemos la línea roja del metro hasta Garfield, y cerca, cogemos el bus 55 hasta la Universidad de Chicago, entre Washington Park y Jackson Park, que son como selvas.
El conductor va a toda leche, y vamos atravesando un barrio un poco…desangelado y abandonado, con vagabundos por unas calles enormes y desiertas, muy auténticas, de barrio chungo de película americana jajaja.
El bus va tan deprisa que nos pasamos de parada y tenemos que recorrer dos manzanas a pie para llegar a la Casa Robie, del gran Frank Lloyd Right.
Después de unas cuantas fotos, seguimos caminando por el tremendo campus de la Universidad de Chicago que está al lado.
Los estudiantes de medicina atraviesan las calles y los parques con sus pijamas y batas de hospital, y me recuerda tremendamente a la serie “urgencias” (qué grande), qué lujo para mi visitar una de las mejores facultades de medicina que existen.
En la calle de detrás del Hospital General y el Infantil, cogemos el bus que nos lleva al Instituto Tecnológico de Illinois, donde está el mayor número de obras de Mies Van der Rohe en el mundo.
Las dimensiones de este campus tecnológico son tremendas, y nos toca darnos un buen paseo al solazo, vaya día de calor!!.
Fotografiamos un buen rato el pabellón Crown Hall, obra maestra de este grandísimo arquitecto, cuyo lema era “menos es más”, y sólo hay que ver el pabellón para entenderlo… apenas tiene pilares que sustenten esa estructura de acero y vidrio que tiene tantísimos años!!. Fue todo un innovador en cuanto al minimalismo se refiere.
Buscando un baño entramos en la Biblioteca, que está al lado, y nos sorprende por la dotación que tiene, con salas para comer con microondas, mesas, etc., salas de descanso con puffs enormes para relajarse, etc.
En la zona de enfrente, queda el Campus McCormick Tribune, de otro arquitecto de prestigio, Rem Koolhaas.
Es una auténtica chulada tanto la residencia de estudiantes como el pabellón multifuncional hipermodernísimo, con salas polivalentes, de ordenadores, comedores con sus microondas etc, la radio… hasta el diseño de la estación de metro que hay sobre él es especial!. Nos encantó!.
Aprovechamos que hay un pequeño supermercado para comprar algo para comer, y aprovechamos los comedores de la facultad para hacerlo al fresquito.
Desde el McCormick cogimos el metro de la línea verde hasta Oak Park, donde se encuentra el barrio de las famosísimas “casas de la pradera”, la casa estudio de Frank Lloyd Wright y entre otras casas de famosos, la del presidente Obama.
Es el típico barrio de las películas repleto de jardines y casas individuales con sus porches, sus banderitas americanas y sus mecedoras.
Compramos las entradas para la casa estudio de Wright, y una señora de unos 80 años nos ejerce de guía a nosotros, y otra pareja de argentinos.
La casa y el estudio nos deja fascinados… pero explicar por qué es imposible. Yo tengo la suerte de haber aprendido determinadas cosas sobre la arquitectura gracias a Ismael, y ver determinados conceptos geniales aplicados a una construcción concreta me deja con la boca abierta, sobre todo sabiendo la antigüedad de la misma!.Es impresionante la luz, el empleo de materiales nobles, las notas sobre la naturaleza, el diseño del más mínimo detalle como las lámparas, los tragaluces… recomiendo a quien le interese el tema que lea un poco de las ideas de Wright para hacerse una idea de ello.
Aquí dejo unas cuantas fotos de las "Prairie Houses":
Después del paseo por Oak Park, cogimos de nuevo la línea verde para volver al Loop. Aprovechamos la buena luz que tuvimos esa tarde para sacar unas cuantas fotos de los sitios que más nos llamaron la atención, que fueron unos cuantos.
Subimos toda la Av. Michigan hasta llegar al Hancock Center, la impresionante torre oscura de 100 pisos que domina el costado norte de la Magnificient Mile, la calle Serrano de Chicago con sus impresionantes tiendas.
Entramos al Hancock bordeando la Water Tower, e hicimos una pequeña cola para coger el ascensor que nos subía a la planta 95, a la cafetería de “The Signature Room”, un famoso restaurante con unas vistas espectaculares, pocas plantas más abajo que el observatorio.
Por subir al “top” te cobran una pasta, pero subir a la cafetería es gratuito.
Nuestras caras cuando se abrió el ascensor y nos topamos de golpe con las vistas al lago Michigan desde ahí arriba debieron ser un poema… qué bonito!!. Todo está acristalado, así que se ve todo azul intenso. La intención era tomarnos algo en el bar, pero primero yo quería pasar al baño, así que dejé a Ismael que fuera a su baño y yo me metí en el mío.
Flipé en cuanto abrí la puerta del baño… todo seguía estando acristalado y tenía enfrente la mejor vista de Chicago desde las alturas, impresionante!!.
Me tiré haciendo fotos desde allí un buen rato, y cuando salí, Ismael tenía un cabreo impresionante porque había tardado mucho y no lo entendía… hasta que le enseñé las fotos!. El cabreo le aumentó porque en su baño sólo había pared jajaja, y en el de mujeres esas vistas impresionantes jajaja.
Seguimos hasta el fondo, y nos acabamos sentando en una mesa junto a los cristales para tomarnos una cocacola disfrutando de las vistas. ¿Qué son 5€ de una cocacola comparado con lo que vale subir al observatorio?. Definitivamente inolvidable.
Al bajar de la torre, cruzamos a la acera de enfrente para entrar en la tienda de muñecas “American Girl”… bueno tienda… o palacio mejor dicho!, porque es impresionante jeje. Tienen de todo para vestir y lucir a las muñecas, cafetería, y hasta hospital y peluquería!!!.
Cuando salimos, nos dimos una pequeña vuelta por los alrededores, y decidimos acabar cenando en el Cheesecake Factory, un enorme restaurante que está en los bajos del Hancock Center. Nos tocó esperar un rato porque estaba hasta arriba, pero mereció con creces la pena, se cena de forma espectacular por un módico precio. A modo anecdótico y para hacerse una idea, tiene una carta de tartas de queso de unas 4 páginas!!!. Por dentro tiene un diseño chulo, parece sacado de una peli de Tim Burton jeje.
Al salir del restaurante se había metido muchísima niebla, y ya no se veía ni la mitad de la altura de la torre.
Caminamos hasta la calle Chicago, donde cogimos la línea roja para volver al albergue. Poco después estábamos sobando.
WE LOVE CHICAGO! JUNIO 2013
DÍA 1
Chicago era una ciudad a la que desde hace muchos años le teníamos ganas. Ismael me la descubrió cuando estudiaba arquitectura, y me presentaba un mundo atractivo para mi, pero al que nunca me dedicaría. Faltaron tan sólo un par de fotos para que me muriera de ganas por visitarla jajaja.
Por falta de presupuesto y de días para incluirla en nuestro gran viaje de luna de miel, la dejamos para más adelante, pero los astros se alinearon y por fin en junio del 2014, y aprovechando en parte el puente del Corpus, y gracias a los puntos acumulados desde que teníamos 21 años en la tarjeta Iberia Plus, encontramos unos vuelos asequibles para poder volver a USA.
Las 9h de vuelo se hicieron pesaditas, pero el avión era una pasada, de los nuevos con asientos más anchos y pantalla individual táctil, y es más, catálogo para poder ver películas y documentales gratis!! O escuchar una buena colección de música!!, genial!. Con las horas de cambio horario, aterrizamos en O´Hare pasadas las 12:30h, así que teníamos todo el día por delante.
Desde el aeropuerto, compramos la tarjeta Ventra card de transportes para que nos cubriera todos los días de estancia, y en metro que nos fuimos para el centro de la ciudad. En el loop tuvimos que hacer un transbordo, y finalmente llegamos hasta la estación de Fullerton, cercana a nuestro Albergue, el Getaway Hostel. Nos guiamos por las buenas críticas que encontramos, y la verdad es que las instalaciones están muy bien, wifi y desayuno gratis, y habitación doble con baño, muy rústica, pero suficiente para ir a dormir y ducharse. El Albergue se conectaba con el centro en 10-15min por la línea roja, así que sin problemas.
Una vez instalados nos fuimos directos al centro, y nos bajamos en la parada cercana al famoso Teatro Chicago.
Comenzamos a pasear entre edificios modernos por calles espaciosas, llegando pronto al primer puente metálico sobre el río Chicago. Las vistas de los edificios, los barcos, y la impresionante torre Trump son muy chulas, aunque el cielo estaba muy gris y no resaltaban color alguno, pero bueno, al menos no llovía!!.
Seguimos con el tontódromo, empezando a familiarizarnos con la ciudad, y llegamos a patita hasta el Navy Pier, un puertecito donde hay un centro comercial y una gran noria.
Guiados por el olor, acabamos encontrando las famosas palomitas Garret, y como no, no pudimos resistirnos a comprar un paquetito para los dos (enorme el tamaño más pequeño! Jajaja.) Cogimos una mezcla de las que llevan queso y caramelo… muy recomendables, de verdad, qué delicia!, y vaya barriga que se me puso! parecía un pez globo!
Cerca del Navy Pier hay un parque que se adentra igual que el puerto en el lago, así que seguimos caminando por ahí llegando a una pequeña playa, desde donde intentamos sacar las primeras panorámicas del Skyline, aunque la luz y el cielo no eran los más ideales.
Desde allí cogimos un bus que nos acercó al Millenium Park, un parque enorme donde está la judía plateada gigante (The Bean), las fuentes digitales, la fuente cuyos chorros bailan al compás de la música mientras cambia de color, y el gran teatro al aire libre, el Precioso Pritzker Pavillion, diseñado por el arquitecto canadiense Frank Gehry.
Hoy hay concierto de Blues, así que nos unimos a todos los que están tirados en el césped de picnic mientras gozan del espectáculo. Fue una pasada ver atardecer desde allí escuchando música, inolvidable.
Después nos levantamos y caminamos un poco más. Nos pasamos un buen rato sacando fotos de las enormes fuentes digitales con forma de muros, donde rostros diferentes que parecen mirarse van cambiando sus gestos, hasta que simulan soplar y sale un chorro enorme de agua bajo el cual se bañan los niños sin reparo alguno!!, que empieza a hacer rasca!!!.
De ahí nos vamos a la fuente de colores, bordeando primero el Arts Institute para alucinar con el exterior del edificio.
Ya llevamos en las piernas unos cuantos kilómetros, así que desde allí nos fuimos hacia el loop de nuevo empezando a pensar donde cenar… pero empieza a chispear y… comienza el diluvio!!! Así que como estamos enfrente de un McDonalds, allí que nos metemos a cenar y de paso esperar a que escampe.
Cuando terminamos sigue jarreando, así que como tenemos la parada del metro en la puerta, decidimos que ya es hora de tirar hacia el albergue e intentar descansar, para aprovechar bien el día de mañana.
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